El Unicaja trunca el sueño del Etosa

Menos que un dulce sueño le duró al Etosa su aventura copera. Con contundencia desgarradora y una superioridad casi exagerada, Unicaja truncó, sin miramientos, la primera aparición de los alicantinos en la Copa. Demasiado grande se le hizo el envite al equipo de Trifón Poch, que apenas tuvo diez minutos de disfrute en su primera cita copera en 11 años de historia. Se esperaba algo más de un conjunto que, tras rozar el descenso la campaña pasada, marcha con paso firme -tercero- en la Liga ACB.

Y, sin embargo, nada se vio ayer del Etosa que comandó durante jornadas la Liga regular. Ni la firmeza de Nacho Rodríguez al frente del equipo. Ni la veteranía de De Miguel bajo los aros. Ni el poder anotador de los Lewis, Quincy y Larry, desde el perímetro. Sus apariciones fueron contadas ante un Unicaja que tardó en tomar el mando del encuentro lo que a Risacher le costó armar su brazo. Ni siquiera un cuarto. Apareció entonces el francés para comerse a Angulo y, con dos triples consecutivos, enmendar un inicio desastroso de partido. Fue el principio del fin del Etosa que, hasta entonces, había sembrado cierta esperanza, 11-7, entre los 700 seguidores que le apoyaban desde la grada. Aprovechaba el despiste de un Unicaja que, con cuatro minutos aún para cerrar el primer cuarto, ya tenía a su joven promesa, Fran Vázquez, sentado en el banquillo con dos faltas.

Se espera mucho de él, pero no fue ayer su partido. Seguido desde la grada por una treintena de ojeadores llegados desde la NBA, a Vázquez le pudo la presión de tanta mirada. Apenas decisivo en ataque, el pívot lucense se dedicó a acumular faltas. Scariolo apenas se inmutó: tiene una plantilla tan completa y tan amplia que cuando le falla una pieza, enseguida da con el recambio. Ahí estaban Herrman y Garbajosa para aportar puntos, solidez y algunas pinceladas de espectáculo -29-42, en el descanso- a una defensa que había secado a los alicantinos.

Nada parecía indicar que el Etosa pudiera hacer frente a tanta superioridad. Y, sin embargo, empujados por el coraje de Nacho Rodríguez y la parálisis ofensiva de los malagueños -cinco puntos en los seis primeros minutos del tercer cuarto-, los alicantinos esbozaron un intento de recuperación, 43-47. Agotaron su fuelle: Herrman y Garbajosa tomaron de nuevo el mando y, con un parcial de 3-18, resolvieron un encuentro al que le sobró el último cuarto.