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Reportaje:LA CRISIS DEL CARMEL

Una retroexcavadora enterrada en el túnel

Concluye el sellado de la galería con la inyección de 14.700 metros cúbicos de hormigón en el subsuelo del Carmel

Blanca Cia

En medio de los 14.700 metros cúbicos del hormigón que se han vertido para macizar el túnel de maniobra del Carmel hay, ya compactas con el amasijo gris, una retroexcavadora y una jumbo, una máquina que proyectaba el hormigón a las paredes del túnel para recubrirlas. Ambas se quedaron atrapadas en el túnel donde se produjo el hundimiento el pasado 27 de enero. Ayer, 21 días después del fenomenal susto que obligó al desalojo de 1.057 personas y un sinvivir en todo el barrio se dio por concluido el sellado.

Falta comprobar si hay bolsas de aire en los 160 metros de largo por 13 de ancho y 9 de alto en los que se ha proyectado hormigón. "De momento, hemos hecho una comprobación y el interior está compacto", explicaba ayer Antoni Pérez, gerente de obras de GISA, la empresa de la Generalitat que gestiona la obra. Lo contó en el interior del túnel, que pudo ser visitado por los medios de comunicación.

Una inmensa montaña de hormigón deforme es la única señal del túnel sellado. Justo al lado, en el ramal principal, los operarios trabajan en el refuerzo de lo que será la estación de Carmel de la línea 5 del metro barcelonés. En un futuro incierto, puesto que nadie se atreve ahora a hacer una previsión de fin de obra ya que ni siquiera está claro cuando se podrá reanudar.

Se trabaja a 35 metros de profundidad en el cerchado -que es el recubrimiento con planchas Bernold, de metal- de las paredes del túnel, que a su vez se rellenan de hormigón. Los dos extremos de la estación reflejan la pronunciada pendiente del trazado de la prolongación de la línea 5 de metro. Hacia abajo, hacia la estación de Horta, el túnel parece adentrarse en el mismo infierno. Pero lo mismo sucede con la otra dirección, Porque el metro se hunde en la tierra en dirección a la siguiente estación, la de Teixonera.

Las últimas capas del hormigón vertidas en el túnel fraguarán en 24 horas. Los técnicos y los responsables políticos, entre ellos el alcalde de Barcelona, Joan Clos, aseguraban ayer que ya no existía riesgo alguno. A pie de obra, los técnicos matizaban más. Falta concluir el rellenado del cilindro que quedó vacío en el solar donde se produjo el hundimiento, que es la zona donde se siguen registrando leves movimientos de tierra. "En ese punto cayeron los escombros del garaje, y es una masa que se tiene que asentar; por eso se tiene que proyectar cemento para acabar de rellenar esos espacios huecos", explicó el gerente de GISA.

A la futura estación del Carmel se accede por dos bocas. Una de ellas, la operativa para las obras porque por ella entran las máquinas y los trabajadores y también han accedido centenares de hormigoneras, es la de la plaza de Pastrana. El enorme boquete se come prácticamente toda la plaza y las viviendas que la rodean están asomadas al cráter. Bajo tierra, desde lo que serán los andenes, se ve algo parecido a una claraboya de luz. Es el hueco de la boca que dará a la calle de Llobregós, donde se vislumbra la estructura del cajón del ascensor.

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Con el tapiado forzado del túnel de maniobra, un segundo túnel más pequeño -de 60 metros de longitud-, que tenía como misión ser el acceso de los convoyes de la vía principal al de cola, queda ahora sin un cometido claro. ¿Para qué se utilizará? No responden los técnicos de GISA, que sólo insisten en que el futuro túnel de maniobras se tiene que perforar en alguna parte de la prolongación de la línea 5 del metro. El túnel macizado, cuya misión hubiera sido servir de lugar de maniobra y taller del metro, tenía espacio para tres vías. "Lo único que está claro es que no se construirá en el Carmel", insisten los técnicos. ¿Si se descartó hacerlo en Horta y también en Vall d'Hebron, donde se construirá? "Está en estudio. Ya se verá", ataja un portavoz del Departamento de Política Territorial.

Tendrán que pasar todavía algunos días para que se dé por cerrado completamente el objetivo de asentar todo el perímetro afectado y se aborde el regreso de los desalojados a sus casas. No obstante, el dispositivo del retorno lo están preparando ya las administraciones. Se hará por grupos, primero los más alejados de la zona cero, y en todos los casos con un doble informe pericial sobre la seguridad del terreno. Uno de estos informes lo redactará la Administración y el otro los especialistas que designen los afectados. Las administraciones confían en que de esa forma se podrá vencer la desconfianza de cientos de personas que, en su día, confiaron en un certificado sobre la supuesta seguridad de sus casas para volver a ellas, y tuvieron que dejarlas de nuevo a las 24 horas.

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Sobre la firma

Blanca Cia
Redactora de la edición de EL PAÍS de Cataluña, en la que ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en diferentes secciones, entre ellas información judicial, local, cultural y política. Licenciada en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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