La crisis del Carmel afecta a la reurbanización del parque de los Tres Turons

La crisis que ha originado el hundimiento del túnel del metro del Carmel y el desalojo de 1.057 vecinos está empezando a tener efectos en otros planes del mismo barrio. Por ejemplo, los 21 pisos del Patronato Municipal de la Vivienda recién acabados en la calle de Llobregós estaban previstos para realojar a los afectados por el ensanchamiento y la reurbanización del último tramo de esta calle y de unas casas conocidas como el Rancho. Esos eran los planes del distrito, que ahora quedan en el aire porque la prioridad es dar respuesta a los afectados por el hundimiento. Mientras, Artur Mas, presidente de Convergència i Unió (CiU), calificó ayer de "atajo de cobardes" al tripartito catalán por achacar a la etapa de CiU los cambios en el trazado de la ampliación de la línea 5 del metro bajo el Carmel.

El territorio de este barrio representa la primera barrera para el ordenamiento urbano, sobre todo en la parte más alta del barrio, que se encarama hasta lo alto de la montaña, al lado de las baterías militares y de los viejos depósitos de agua, en plena zona verde. Allí hay un núcleo desordenado de casas -algunas de autoconstrucción con bastante terreno y unas cuantas torres de principios del siglo XX que se conservan en buen estado- que están afectadas y, más tarde o temprano, están condenadas a desaparecer.

Algunas de esas edificaciones son peculiares, como la levantada en un extremo de la calle de Marià Lavèrnia -que aparece en la fotografía-, cuyo propietario ha decidido coronarla con una cúpula y cruz de Antoni Gaudí.Hasta ahora, en el Carmel se han realizado reformas urbanísticas muy concretas y más bien tímidas. Los espacios públicos ganados en la parte alta del barrio son escasos y los edificios de viviendas levantados en la década de 1970 se encaraman sobre lo que es zona verde urbanizada irregularmente. No pocos responsables municipales del distrito y también del área de urbanismo creen que en algunas zonas del Carmel es necesario un esponjamiento. O lo que es lo mismo, tirar al suelo bastantes edificios para oxigenar el urbanismo desordenado.

La propia consejera del distrito, Elsa Blasco, cree que en el Carmel y los entornos hace falta un acción más contundente. Considera que la crisis por el hundimiento proporciona la ocasión para abordar esa transformación. "Hay mucha gente afectada en el parque de los Tres Turons con la que hay que enfocar el cambio durante este mandato y empezar a ejecutarlo en el siguiente, pero con los afectados sabiendo su destino", puntualiza a preguntas de este periódico. La afectación de la zona arranca del Plan Comarcal de 1972. Cinco años más tarde empezaron a desaparecer las barracas, aunque todavía queda algún resto de esas construcciones junto al depósito de agua. Sin embargo, no se han encarado los procesos de expropiación de los afectados y su realojamiento.

Son muchos y con un tipo de vivienda aparentemente descuidada, pero con la ventaja de tener bastante superficie de patios o jardines y con unas vistas excelentes de la ciudad.

Algunos tienen el espacio suficiente para tener algunos negocios de chatarrería. Los responsables municipales están seguros de que la expropiación de no pocas de esas construcciones será difícil de pactar, sobre todo porque los afectados urbanísticos son realojados en pisos normales, sin patios ni terreno. Lo que sí está claro es que si se afronta la reforma urbanística del parque de los Tres Turons, el número de afectados a los que se tendrá que realojar será importante.

Algunas posibilidades se empiezan a poner sobre el tapete. Por ejemplo, reconocer el frente más o menos urbanizado de las calles que suben a la cima de la montaña, como la Gran Vista, y construir en esa zona los pisos para los afectados por la recuperación del espacio verde. "Sería la forma de eliminar las construcciones de la parte más alta y ordenar la vivienda en la parte intermedia", sostienen fuentes del distrito.

Críticas de Mas

"Son una colla de cobardes e incompetentes". Así de crítico se mostró ayer el presidente de Convergència i Unió (CiU) y jefe de la oposición, Artur Mas, con el Gobierno tripartito por la gestión de la crisis del barrio del Carmel. Mas insistió en pedir "algunas dimisiones", entre ellas la del consejero de Política Territorial, Joaquim Nadal, y subrayó como síntoma de "incompetencia" el que después de tres semanas "aún no se ha dado ninguna explicación convincente", informa Oriol Aymí.

Mas pidió ayer que el resto de partidos no traten de "extender responsabilidades compartidas" y recordó que los únicos responsables de la ejecución del túnel de maniobras son el Ayuntamiento de Barcelona y la Generalitat actuales, en referencia implícita a una información publicada ayer por este periódico. "Dar la cara no es solamente ir al Parlament a hacer comparecencias. Es asumir responsabilidades políticas en forma de dimisiones", dijo. Visiblemente airado, Mas recordó que "CiU asumía responsabilidades muy por encima de las exigencias", y recordó la dimisión del que fuera consejero de Política Territorial, Josep Maria Cullell, pese a que los tribunales le eximieron después de culpa. "Y ahora que hay gente fuera de sus casas, gente puesta en su casa mal y con inseguridad, aquí no pasa nada", dijo. Mas arremetió sobre todo contra la "gestión de la emergencia" y acusó a las administraciones de haber tomado decisiones que han puesto en riesgo la seguridad de los vecinos.