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FÚTBOL | 23ª jornada de Liga

Tocar para sobrevivir

Schuster, en la cuerda floja, recupera el estilo de posesión del balón del Levante en el Calderón

Bernd Schuster se ha cansado de repetir esta temporada que la plantilla del Levante da de sí lo que da, que no se le pueden pedir peras al olmo; que ni mucho menos alcanza para competir contra los grandes y contra los no tan grandes, como el Sevilla, por ejemplo, que le dio al conjunto azulgrana un soberano repaso la pasada jornada (0-3). Lo que piensa Schuster lo lleva mascullando la grada del Ciutat de València todo el curso. O sea, que Rubiales, Jesule, Pinillos y alguno más son jugadores limitados, con un equipaje muy justito para la Primera División. Y que incluso Ettien, la lo~ºcomotora marfileña, llega hasta donde llega, que es mucho para alguien que comenzó a conocer los entresijos del juego muy tarde, a los 17 años. Los aficionados granotes le reprochan al musculoso interior derecho que centre tan mal, que tire aún peor... "¡Pero coño!", exclama un miembro de la secretaría técnica levantinista, "¿qué quiere la gente? Si Ettien, además de pegarse las carreras que se pega, desbordando a unos y a otros, centrara y chutara como dios manda estaría en el Milan, no aquí".

Schuster le ha pedido a los suyos que hoy, en el Calderón, jueguen como lo hacían hasta hace tres jornadas: tocando la pelota, masticando la jugada, tratando de mantener al rival en su campo. "Debemos recuperar la posesión del balón; no sabemos jugar de otra manera", afirma el técnico alemán, quien cumple su primera temporada como entrenador en la Liga. "Ya se ha visto", insiste, "que cambiar el sistema fue un error. Debemos evitar que la pelota la tenga el contrario, porque si es así nos hacen daño".

Presionado por el dueño y presidente del club, Pedro Villarroel, que le tiene en el punto de mira, Schuster decidió hace tres jornadas, ante la Real Sociedad en casa, renunciar a su estilo. La apuesta le salió bien: el Levante se reencontró con la victoria después de nueve encuentros sin conocer la victoria. Con las mismas armas se plantó en El Sardinero y sacó un punto. Pero, el pasado domingo, el Sevilla dio buena cuenta del bisoño conjunto azulgrana. "Hasta aquí hemos llegado", debió pensar Schuster, que, hoy, ante el Atlético, exigirá a sus futbolistas que den a la pelota un papel protagonista. Sabe que una derrota puede costarle el puesto, que Villarroel lo ha sentenciado. Así que ha decidido ser fiel a su estilo, morir con las botas puestas en caso de sucumbir hoy en el Calderón, una de las plazas donde triunfó como jugador.

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