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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Indicador preocupante

Desde diferentes ámbitos se ha alertado de la relación que existe entre las condiciones del mercado laboral y la fuerte caída que ha experimentado la natalidad en España en las últimas décadas. Un nuevo estudio del CSIC sobre los factores que intervienen para recurrir al aborto confirma esta relación: trabajar por cuenta ajena es el principal condicionante de la decisión de abortar. El estudio indica que los mayores incrementos del aborto se producen entre solteras que conviven en pareja y son laboralmente activas.

El número de abortos ha crecido en España de forma sostenida desde su despenalización, en 1985. En 2003 se produjeron casi 80.000, lo que representa el 15,3% de todos los embarazos. Hasta ahora se había atribuido el elevado número de abortos a la deficiente formación sexual de las jóvenes y a las carencias de los servicios de planificación familiar. Estos factores explicarían que entre 1991 y 2001 se hayan duplicado los abortos entre los 15 y 19 años. Pero a partir de ciertas edades, las causas para no desear un embarazo tienen otros componentes. El estudio del CSIC señala a la situación laboral como un factor determinante.

La tasa de actividad femenina ha crecido en la década que abarca el estudio desde el 34,1% al 49,7%. Cabía esperar que esta mejora en la capacidad económica e independencia de las mujeres se tradujera en un aumento de la natalidad y un menor recurso al aborto. Pero no ha sido así. Entre las que abortan son mayoría las que están ocupadas, lo que significa que comparativamente interrumpen más sus embarazos las que tienen empleo que las que no lo tienen. Ese porcentaje ha aumentado desde el 51,2% al 57,2%, en paralelo al crecimiento de la tasa de empleo, y la edad media del primer aborto ha bajado de 28 a 26 años, un dato congruente con que la edad del nacimiento del primer hijo haya subido de los 27 a los 29 años.

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Todo ello indica que el trabajo se ha convertido en un obstáculo para el embarazo y que muchos abortos se producen por la dificultad de compaginar las exigencias de la vida laboral y la maternidad. Algo sobre lo que hay que reflexionar muy seriamente.

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