El embudo de O'Donnell

La entrada a la capital en vehículo privado se convirtió en la mañana de ayer en un infierno para varios miles de conductores que accedieron por el eje de O'Donnell. Esta calle se transformó en un enorme embudo, ya que las obras de prolongación del túnel han reducido a dos el número de carriles por sentido. Estos trabajos durarán 18 meses y servirán para alargar el subterráneo desde el cruce de O'Donnell con la calle de Maiquez hasta la confluencia con la avenida de Méndez Pelayo, junto al Retiro.

La salida de la capital tampoco resulta más fácil, ya que se ha quedado reducida a un único carril. Los obreros se afanaban ayer en retirar todos los elementos del mobiliario urbano que pudieran estorbar la entrada de las máquinas: marquesinas, papeleras... En breve también se verán afectadas las farolas.

Las conexiones de ayer por la mañana del centro de pantallas con las distintas emisoras de radio siempre ponían el acento de los problemas de circulación: el eje de O'Donnell. Recomendaban a los conductores que quien pudieran que evitasen ese punto e intentaran acceder a la capital por algún itinerario alternativo.

El tráfico muy lento se unía a la desesperación de los conductores por intentar llegar a sus centros de trabajo. Primera, segunda velocidad. Parones, sonidos de claxon y falta de paciencia se juntaron en un recorrido de pocos kilómetros. "Tanto que se gastan en campañas de publicidad de otras cosas, ya podrían haber avisado de los atascos que podrían formarse en las horas punta. ¿No existen paneles informativos para decírnoslo? Es increíble", se quejaba un conductor. "A este paso vamos a llegar siempre tarde a trabajar, porque no hay otra forma más rápida de llegar al centro de la capital desde Vicálvaro o San Blas", añadía otro afectado.

Los problemas comenzaron sobre las siete de la mañana y duraron hasta casi el mediodía. La mayoría de los que se quedaron atascados ya había caído en la trampa y salir de ese embotellamiento resultaba casi imposible. Las calles aledañas también se llenaron de vehículos y no avanzaban más que a escasa velocidad. "Luego explícale al jefe que llegas tarde por el tráfico y que todos los caminos estaban atestados de coches. No te cree ni de lejos", protestaba una conductora.

El Ayuntamiento difundió el miércoles una información en la que explicaba que desde ayer serían ocupados los dos carriles derechos de la calle de O'Donnell en el sentido salida de la capital, entre las Escuelas Aguirre y la avenida de Menéndez Pelayo. Estos cortes se prolongarán por un periodo aproximado de 40 días.

La circulación se desarrollará en este periodo por los carriles que permanecen hábiles: dos en sentido hacia la Puerta de Alcalá y uno en el de salida, según informó el Consistorio.

Los cortes no afectarán a los autobuses de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) que discurren por esta vía (las líneas 2, 202, 20 y 28). Lo que reconocen fuentes municipales es que será muy difícil mantener las frecuencias en este servicio, ya que caerá presa de las retenciones.

La solución para los particulares, según el Ayuntamiento, será circular por la calle de Alcalá para los desplazamientos en el sentido del tramo cortado. Otra de las recomendaciones municipales es que los madrileños dejen el coche en casa y se desplacen al centro de la capital en la línea 2 del metro.

La calle de O'Donnell es utilizada a diario por más de 30.000 vehículos. La mayor parte de ellos proviene de la de Alcalá. La reforma proyectada por el alcalde Alberto Ruiz-Gallardón consiste en aumentar los actuales 300 metros de túnel a algo más de 1.300. Eso evitará a los conductores seis cruces en superficie, entre ellos los de Menéndez Pelayo y Narváez, ambos con altas intensidades de tráfico.

Las obras costarán 22,5 millones de euros y estarán listas en 18 meses. Su construcción se realizará mediante la ejecución de dos pantallas de pilotes a ambos lados de la calle, que se cubrirán con una losa en el mismo lugar. De este modo se pretende reducir al máximo las eventuales molestias al tráfico. Una vez finalizado este proceso, la obra concluirá con la excavación y vaciado del túnel y la construcción de sus firmes.

Al pasar la mayor parte del tráfico por el subterráneo, se podrá reorganizar la superficie de O'Donnell, de forma que habrá una mediana ajardinada con carril de espera para los giros a la izquierda. El túnel tendrá salidas de emergencia, red de drenaje y alcantarillado, alumbrado, suministro de energía eléctrica y circuito cerrado de televisión, entre otros muchos equipamientos.