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Crónica:FÚTBOL | 22ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Niño toma el Camp Nou

El Atlético, con dos goles de su delantero centro y el trabajo defensivo liderado por Perea, neutraliza y abate al Barça

Ramon Besa

Teniendo al frente a Fernando Torres, El Niño, un antimadridista por el que suspira el barcelonismo, el Atlético se afirmó ante un Barça especialmente negado y de nuevo achuchado. A efectos azulgrana, en mala hora llegaron los rojiblancos al estadio, rendido después de un año sin contar derrotas en la Liga, justamente desde que el Madrid ganó en diciembre de 2003. Equipo inestable y desestabilizador por naturaleza, el Atlético encontró en un día la fórmula con la que nadie había dado durante 25 partidos (20 victorias y 4 empates consecutivos). Así ha sido siempre el Atlético.

Alejados de la portería, sin capacidad de remate, los barcelonistas desperdiciaron la única ocasión que les concedieron por la gracia del colegiado, que les regaló un penalti. El error de Ronaldinho, incapaz de encontrar los tres palos, expresó el desatino local ante el Atlético, que se defendió con entereza y suficiencia, siempre liderado por un colosal Perea, el hombre del partido junto con El Niño, casi siempre a gusto en los grandes encuentros.

BARCELONA 0 - ATLÉTICO 2

Barcelona: Valdés; Belletti, Puyol, Oleguer (Maxi López, m. 77), Van Bronckhorst; Xavi, Márquez (Albertini, m. 46), Deco; Giuly (Iniesta, m. 62), Eto'o y Ronaldinho.

Atlético: Leo Franco; Molinero, Perea, Pablo, Antonio López; Colsa (Raúl Medina, m. 78), Sosa; Aguilera (Sergi, m. 55), Ibagaza, Gronjkaer (Jorge, m. 85); y Fernando Torres.

Goles: 0-1. M. 1. Ibagaza, de espaldas, habilita con un taconazo a Torres, quien controla la pelota con la cabeza y la cruza con la izquierda. 0-2. M. 94. Torres transforma un penalti cometido por Valdés sobre el propio delantero.

Árbitro: Mejuto González. Mostró la tarjeta amarilla a Pablo, Colsa, Márquez, Franco y Valdés.

67.200 espectadores en el Camp Nou. Ronaldinho falló un penalti (m. 70) de Perea a Eto'o.

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Aunque se perdía cada día que salía de casa, el Atlético se reencontró ayer con su mejor versión nada más saltar al Camp Nou, como si hubiera necesitado del mayor de los escenarios para olvidarse del anonimato y cobrar el protagonismo que la Liga le venía reclamando. En una acción prodigiosa, por vistosa y rápida, Ibagaza conectó con Torres, y El Niño hizo saber a la hinchada azulgrana que, por mucho que se diga, aún no es jugador del Barça. Ariel Ibagaza, El Caño, se sacó un taconazo de espaldas que habilitó al delantero para que, en una situación de máxima exigencia, fuera por una vez tan veloz como certero. Había aparecido el Atlético futbolísticamente cuerdo, complicado de encarar, normalmente desequilibrante en el ataque cuando Ibagaza arma el último pase y da cuerda a la carrera de Torres, y especialmente solvente en la defensa siempre que se trate de medir la velocidad de Perea con la de cualquier delantero, aunque sea el pichichi Eto'o. El buen funcionamiento de la columna vertebral rojiblanca posibilitó que los futbolistas de acompañamiento entraran en el partido con comodidad.

A favor de marcador, el Atlético levantó tranquilamente un muro defensivo contra el que el Barça se golpeó reiteradamente. Falto de juego por las bandas, exigidos como estaban sus laterales por las alas forasteras, los azulgrana se estrangularon frente al balcón del área. No encontró el Barça el punto de pausa necesario para desubicar al Atlético. La ansiedad, la aceleración, la imprecisión y la confusión se sucedieron entre los barcelonistas, que no se ganaron ni un solo remate de mérito, destemplados como se quedaron por el gol.

El Atlético amenazó siempre con repetir precisamente el tanto de Torres, un gol que le identifica con sus mejores momentos y evoca sus mejores partidos. La buena organización defensiva y la capacidad de tirar contraataques de los rojiblancos pesaron más que la perseverancia y la intensidad azulgrana. Por más vueltas que le daba, el Barcelona no encontraba la portería contraria. A Rijkaard de poco le sirvió la abundancia de recursos. Albertini, un futbolista capaz de aportar precisamente la paciencia y el toque de serenidad que demandaba la contienda, apenas tuvo incidencia en el choque. Ya con el italiano en escena, las acometidas del Barça continuaron favoreciendo el atropello y fomentaron la rechifla con el árbitro, que las pasó canutas y siempre se equivocó.

No rompía Giuly, no decidía Ronaldinho y no había manera de dar con Eto'o. No mezclaba el equipo azulgrana ni profundizaba. Necesitaba el Barça un jugador de entrelíneas, un futbolista que combinara y cosiera al equipo, e Iniesta pareció la mejor solución. La irrupción del centrocampista animó al colectivo, ayudó a centrar la posición de Ronaldinho, y el equipo acabó por enfilar la portería rival. Iniesta fue quien puso en ventaja a Eto'o ante Perea en una acción que el árbitro sancionó como penalti cuando la falta se produjo fuera del área. Ocurrió, sin embargo, que Ronaldinho falló ante el portero y los azulgrana ya suman cuatro penaltis fallados de 10. El error supuso un golpe psicológico del que el Barça ya no se recuperó ni con el debut de Maxi. Acomodado, el Atlético timbró su triunfo con un segundo gol de Torres en un penalti que no lo pareció porque Valdés le sacó la pelota al ariete. La jugada sancionó la calamitosa noche del Barça para suerte del Madrid. El Niño dejó a los azulgrana en la lona, incapaces de reaccionar y remontar, sin ninguno de los récords que amenazaban con romper, en el punto de mira del Madrid. Al Barça le convendría precisamente repasar el partido de ayer para saber justamente lo que no le conviene en el futuro. Al Barça le quema la prisa por jugar y ganar.

Ronaldinho y Fernando Torres, hechos un lío sobre el césped tras un encontronazo.
Ronaldinho y Fernando Torres, hechos un lío sobre el césped tras un encontronazo.VICENS GIMÉNEZ

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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