"La empresa no pide que un jefe sea hombre o mujer"
Leaders Trust Internacional es una multinacional que se define como una firma especializada en la consultoría de recursos humanos. Un sector complicado y difícil donde la competencia aprieta y la calidad en el servicio, y no el precio, marca la frontera entre el éxito y el fracaso. Por si fuera poco, fenómenos como la deslocalización están situando en el mercado a un número creciente de altos ejecutivos en busca de recolocación. Todo esto, más los habituales movimientos profesionales, está produciendo que se vivan cotas muy elevadas de actividad. Al frente de Leaders Trust Internacional en España está Sara Bieger, socia directora de la firma desde 1999 y mujer curtida tanto en el sector público, donde ha sido consejera delegada del Parque Tecnológico de Castilla y León y vicepresidenta ejecutiva de la Agencia de Desarrollo de ese misma comunidad autónoma, como en el privado, donde ha ocupado posiciones directivas en las áreas comercial, marketing y dirección general.
"El cambio de trabajo significa un reto, supone que hay que volver a demostrar la valía, que hay que aprender cosas nuevas"
Pregunta. Usted es una de las abanderadas de la conciliación entre vida laboral y familiar, ¿cree realmente que es posible esa simbiosis?
Respuesta. Como ser humano, independientemente de ser mujer u hombre, uno necesita tener suficientemente cuidada tanto su parte profesional como familiar. Hay épocas en las que esto es más fácil y otras en las que resulta más complicado. Es necesario saber gestionar el estrés que significa para una mujer a determinadas edades conciliar ambas cosas, que para ella son importantes.
P. ¿Cuando una empresa le pide una búsqueda, le exige que el candidato sea de un determinado sexo?
R. Cada vez menos. Es verdad que las mujeres tenemos algunas dificultades a ciertas edades por nuestro deseo de tener familia y ocuparnos de ella, pero las compañías también tienen en cuenta las cualidades de las mujeres y comprenden que esto es una época de la vida y lo que más valoran es que tengamos la idea de que hay que cumplir unos objetivos. Al final lo que prevalece es la buena gestión de una cuenta de resultados.
P. ¿La deslocalización provoca una mayor llegada de ejecutivos a firmas como la suya?
R. Es verdad que lo estamos notando. Nosotros somos una compañía internacional y vemos que existe la sensación de que es necesario estar, por ejemplo, en Europa del Este. Pero en un sentido u otro la deslocalización siempre ha existido. España ha sido beneficiaria de ese proceso hace unos años y ahora deberíamos ser capaces de generar atractivos para otro tipo de empresas.
P. ¿Está cambiando el concepto de fidelidad a la empresa?
R. Sí, totalmente. La idea de pertenecer a un proyecto y tener unos objetivos claros que cumplir son los que hacen que un ejecutivo esté involucrado al cien por cien, porque identifica los objetivos de la empresa con los suyos propios. Y, por eso mismo, también la empresa ha de demostrar su fidelidad al ejecutivo.
P. ¿Un ejecutivo español que haya cumplido los 55 años y que se quede hoy sin trabajo, tiene, de verdad, posibilidades de recolocarse?
R. Sí. Hubo unos años en los que era más complicado, pero ahora las empresas se han dado cuenta de que no deberían perder todo ese conocimiento. Al final, las personas que han vivido muchas experiencias poseen un gran valor añadido: tienen una visión de lo que puede pasar y pueden adelantar acontecimientos que, en definitiva, ahorran dinero y problemas.
P. Para los españoles, cambiar de trabajo ha tenido históricamente una connotación traumática. ¿Esto está cambiando?
R. Sí, porque cada vez hay una mayor preocupación por la carrera profesional. Un ejecutivo sabe que su carrera en una empresa tiene un recorrido determinado, si bien cada vez es más frecuente, dado el gran tamaño de las empresas y de su presencia multinacional, que la promoción se realice en diversos puestos dentro de un mismo grupo. En todo caso, permanecer demasiado tiempo en un puesto tiene riesgo del acomodamiento. El cambio significa un reto, supone que hay que volver a demostrar la valía; significa que hay que aprender cosas nuevas que se hacen en otros sitios y que uno no conocía.
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