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Reportaje:

Planes de pensiones en el punto de mira

La OCDE señala que las rentas más altas son las que más beneficios tributarios obtienen al realizar las aportaciones

Que los planes de pensiones pueden tocarse en la reforma fiscal que prepara el Gobierno no es un secreto y, esta misma semana, Inverco ha pedido que no se cambie el actual marco fiscal de ahorro. El Ejecutivo tiene sobre la mesa, sin embargo, un reciente estudio de la OCDE, crítico con la fiscalidad de los planes de pensiones, mientras que los últimos datos del IRPF señalan que las rentas más altas son las que más beneficios tributarios obtienen al realizar aportaciones a estos planes.

La OCDE aconseja un impuesto a tipo fijo para la renta por inversión devengada y reemplazar las deducciones fiscales por créditos tributarios

El trabajo de la OCDE, fechado en junio de 2004 y realizado por Pablo Antolín, Alain de Serres y Christine de la Maisonneure, del departamento de economía, tiene por título Implicaciones presupuestarias a largo plazo de los planes de pensiones incentivados fiscalmente. Este estudio se ha llevado a cabo sobre 17 países de la OCDE (España incluida), en la mayor parte de los cuales el ahorro para las pensiones privadas se puede deducir de la base del impuesto sobre la renta y el rendimiento acumulado de la inversión está exento de ser gravado, pero las prestaciones por jubilación que se derivan de estos ahorros son gravadas fiscalmente.

Del análisis de los datos de aportaciones y deducciones con los que trabaja este equipo de expertos se deduce que "existe una desigual distribución de participación en los planes de pensiones privados según los diferentes niveles de renta. Dado que en la mayoría de los países la desgravación en las aportaciones toma la forma de una deducción, el valor del incentivo disminuye, cuando los niveles de renta caen y puede ser de poco valor para los trabajadores con rentas gravables bajas. Como era de esperar, la evidencia a partir de datos micro de algunos países indica que los planes incentivados fiscalmente tienden a ser usados de forma desproporcionada por personas de rentas altas".

El informe muestra también que, de mantenerse estos incentivos fiscales, siempre y cuando no se cree ahorro nuevo en lugar de desviarlo tan sólo hacia estos productos, el coste presupuestario neto de los planes incentivados fiscalmente se mantendrá alto (mayor pérdida de impuestos vía deducciones que cobro de los mismos), y ello a pesar de que, a medida que la población envejezca, aumentarán los ingresos tributarios, al retirar los partícipes un mayor volumen de activos.

El informe señala que este coste fiscal futuro se reduciría considerablemente, a la par que se mejoraría la redistribución de la renta dando mayor entrada en estos productos a personas de rentas medias y bajas si los planes incentivados fiscalmente tuvieran éxito en la promoción de ahorros privados adicionales. Dos vías, al margen de prever una participación obligatoria en planes de pensiones de empleo, como actualmente se hace en una serie de países, son las que se proponen en este sentido. Por un lado, "introducir un impuesto a tipo fijo en la renta por inversión devengada (los expertos lo fijan en un 5%), que sería especialmente adecuada en países con planes de pensiones obligatorios; por otro, reemplazar las deducciones fiscales actuales por créditos tributarios o subsidios".

Crédito fiscal

A juicio de la OCDE, "ambas medidas tendrían repercusiones en el comportamiento, al menos en países en los que la participación es voluntaria. De hecho, introducir un crédito fiscal estaría expresamente diseñado para mejorar los incentivos para que las rentas medias y bajas participen en los planes incentivados fiscalmente, incrementando de ese modo el ahorro nuevo".

La posibilidad que maneja el Ejecutivo, tal y como a mediados de noviembre señaló el secretario de Estado de Hacienda y Presupuestos, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, de eliminar de forma progresiva o suavizar los incentivos fiscales a los planes de pensiones, se apoya también en los últimos datos oficiales que de IRPF se disponen hasta ahora. Se trata de la última Memoria publicada en 2002 por la Administración Tributaria, con datos referidos al ejercicio 2001. Si bien es cierto que más del 62% de los aportantes a planes de pensiones declararon unos ingresos inferiores a 25.500 euros, también lo es que la suma de sus aportaciones, cerca de 1.480 millones de euros, representó poco más del 34% del total de ingresos netos en estos productos. Por el contrario, las algo menos de 155.000 personas con ingresos superiores a los 66.000 euros anuales, que representan un 5,9% del total de contribuyentes con derecho a deducción por aportaciones a planes de pensiones, invirtieron en ellos más de 865 millones de euros, un 20% del total. El primer grupo de contribuyentes, dado que se les aplicaron los tipos impositivos más bajos de la escala entonces vigente (entre el 18% y 28,3%), obtuvo unos beneficios fiscales ligeramente inferiores a los 400 millones de euros, mientras que el segundo grupo de contribuyentes (tipo marginal entonces del 48%) dejó de ingresar a Hacienda más de 415 millones.

Sistema EET

A pesar de lo puesto de manifiesto en estos informes, los expertos señalan que será difícil que España se pueda separar de la tendencia europea que es total en favor de los sistemas de pensiones en los que se aplica el sistema EET (exenta la aportación, exenta los rendimientos y tasada o sometida a tributación la prestación). A su juicio, tampoco será de fácil implantación el proponer sistemas de ahorro a muy largo plazo, señalando que, en el momento de su percepción, no se pagarán impuestos.

En España, los planes de pensiones cerraron el año 2004 con un patrimonio neto de 62.842 millones de euros, repartidos en un 58,78% en planes del sistema individual o privado y en un 41,22% en planes de empleo. El número de partícipes se acercó al cierre del ejercicio a los 8,6 millones de personas. En el sistema individual, sus más de 7,2 millones de partícipes colocaron unos 5.820 millones de euros y retiraron algo más de 2.000 millones de euros. En promedio, cada partícipe de este grupo mantiene un patrimonio de 8.684 euros, cifra que se eleva hasta los 19.071 euros en los planes de empleo.

Los incentivos fiscales a los planes de pensiones pueden cambiar y reducirse en un futuro.
Los incentivos fiscales a los planes de pensiones pueden cambiar y reducirse en un futuro.GORKA LEJARCEGI

El espejo mundial

Los Gobiernos promocionan el desarrollo de las pensiones privadas, por medio de los incentivos fiscales, en la mayoría de los países de la OCDE. En los regímenes fiscales más comunes, el ahorro para las pensiones privadas se puede deducir de la base del impuesto sobre la renta, y el rendimiento acumulado de la inversión está exento de ser gravado fiscalmente, pero las prestaciones por jubilación que se deriven de estos ahorros son gravadas fiscalmente. Tales medidas normalmente se denominan como planes exentos-exentos-tasados (EET). Doce países (Canadá, Finlandia, Grecia, Islandia, Luxemburgo, Países Bajos, Noruega, Polonia, España, Suiza, Reino Unido y Estados Unidos) se encuentran próximos al sistema EET puro, en el que las retiradas de activos están sometidas a tipos impositivos de renta progresivos. Otros 10 países (Austria, Bélgica, Francia, Alemania, Irlanda, Japón, Corea, México, Portugal y República Eslovaca) también aplican un sistema EET, pero es un sistema en el que las retiradas de activos tributan con mayor benevolencia que en el primer grupo o en el que a las aportaciones se les concede un crédito por impuestos pagados, más que una completa deducción. La práctica en otros países de la OCDE difiere del sistema EET hasta el punto de que las aportaciones y/o las rentas devengadas tributan, aunque parcialmente.

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