El Papa mejora y comienza una dieta semilíquida en el hospital
Juan Pablo II apenas puede hablar y no despacha asuntos de trabajo
Juan Pablo II sigue mejorando, según los médicos, pero la recuperación resulta muy lenta. Aún no puede hablar apenas ni despachar cuestiones de trabajo y se ha descartado su participación, a través de un mensaje grabado, en una ceremonia que hoy celebrarán los seminaristas romanos. Tampoco parece probable que pueda enviar un saludo a los fieles que se reunirán el domingo en San Pedro para el Angelus.
El portavoz del Vaticano, Joaquín Navarro-Valls, dijo que es conocida la importancia que Juan Pablo II da a esta cita, a la que nunca ha querido faltar, ni en los peores momentos de su salud, como cuando fue tiroteado por el turco Alí Agca en la plaza de San Pedro del Vaticano en 1981.
Navarro-Valls anunció que el Papa, que acababa de pasar su tercera noche en el hospital tras ser ingresado de urgencia el martes por la noche a causa de una gripe con complicaciones pulmonares, se alimentaba "regularmente". Fuentes médicas del Policlínico Gemelli especificaron que se trataba de "una dieta semilíquida". El portavoz del Vaticano agregó que, "vista la favorable evolución de la patología respiratoria", el próximo parte médico será hecho público el lunes 7 de febrero a mediodía.
El sacerdote polaco Pavel Ptasznik, un viejo amigo de Karol Wojtyla, pudo visitarle y aseguró que habían desayunado juntos con café y cruasanes. Explicó tras el encuentro que se sentía "más optimista" respecto a la salud de su compatriota. "Lo mejor es que respira bien y de forma autónoma", explicó, "aunque en la mesita de noche siguen estando las mascarillas para el oxígeno". "Obviamente, no puede ser fatigado con asuntos de trabajo y los médicos exigen mucha brevedad en los encuentros, pero nos hemos saludado y le he notado atento", añadió Ptasznik.
El cardenal Achille Silvestrini, prefecto para las Iglesias Orientales, hizo unas declaraciones al semanario Qn en las que admitía de forma implícita los problemas del papado vitalicio y sugería que para futuros pontificados se podría considerar la posibilidad de la renuncia "en casos de enfermedad o envejecimiento". Subrayó, sin embargo, que en ningún caso se refería al actual pontífice y que el asunto debía ser "meditado con mucha calma".
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