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Crítica:CLÁSICA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El destello

Jos van Immerseel (Amberes, 1945) ha desplegado siempre una suculenta carga teórica acerca del porqué de sus opciones en materia de clasicismo musical. El jueves en Madrid pudo ponerlas en práctica con un programa todo Mozart y dejar bien clara su capacidad de convicción. Los tempi son ligeritos, las texturas, diáfanas -con sólo 20 músicos, además, se oye todo-, y a partir de ahí, el maestro propone cosas que a otros les deben parecer menores. En tres obras cercanas entre sí, hubo mucho guiño, mucho detalle subrayado, mucho acento agudo escrito -cosas del estilo de cada cual- con hombros, caderas y glúteos, pues de todo ello se sirve el director belga para sus fines.

Para pertenecer a la época galante de su autor, las tres piezas se tradujeron con diferentes niveles de significación. El Concierto para fagot y orquesta es obra más bien circunstancial, y como tal quedó a pesar de la estupenda prestación de Jane Gower, pero al Concierto número 2 para violín y orquesta lo sacaron entre la solista Midori Seiler y el maestro de las garras del rococó para darle un aire mucho más serio, nada juguetón, por cierto. Ahí se abrió una dialéctica bien interesante entre la realidad y el deseo, una de las cosas que se le pueden pedir de vez en cuando a alguien que se gana la vida haciendo música. Como ya había sucedido en la Sinfonía número 29, hubo aquí mucho de lo que mejor caracteriza a Anima Eterna, además de la formidable técnica de sus miembros -los vientos no desafinan ni aposta-: el estallido de luz de sus tutti, la coloración de un conjunto mínimo de elementos pero máximo en su irradiación. Con todas las notas que tocó la fagotista en su concierto, la suma de ellas valió menos que las que dio con sus compañeros en el de violín. Y lo mismo pasaba en la sinfonía: todo muy claro, la sucesión temática, la estructura, esto y lo otro. Era el rigor. Llegaba un detallito precioso pero intrascendente y salía el sol. Era el destello.

Ciclo de la Universidad Autónoma

Anima Eterna. Director: Jos van Immerseel. Jane Gower, fagot. Midori Seiler, violín. Obras de Mozart. Auditorio Nacional. Madrid, 3 de febrero.

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