La primera piedra

Ya hay bastantes mentiras y engaños. La semana pasada el presidente de la Diputación José Joaquín Ripoll colocó la primera piedra del proyecto de rehabilitación del Taller de Ivars. Mal comienza un proyecto de rehabilitación cuando lo primero que se celebra es la colocación de una piedra y no su restauración. Ahora sabemos con certeza que se trata de una demolición, cuando hace medio año el alcalde se llenaba la boca diciendo que se conservaría el edificio industrial de finales del siglo XIX. Seguro que nos arrepentiremos en el futuro, pero esta vez quedarán los nombres del alcalde y del arquitecto como consentidores de esta barbaridad. A pesar de que ha pasado casi un siglo, en el siglo XXI los políticos piensan igual que los responsables de la demolición de la antigua iglesia Vieja.

Suponemos que debe de haber dinero, y mucho, o no nos explicamos cómo pueden construir una carretera en medio de la sierra de La Solana. Aquí no ha hecho falta una primera piedra. Desde Benissa, uno se puede acordar de tan épica decisión política mientras la gente se pregunta para qué hacía falta esta raya en la montaña. Tampoco ha hecho falta preguntar, ni al Consejo de Urbanismo y Medio Ambiente. Hablas y te ignoran. Preguntas y te mienten. Son capaces de abrir un plazo de alegaciones y a la vez decir que no las tendrán en cuenta.

Donde sí ha habido primera piedra ha sido en el proyecto de recuperación del borde litoral. Más bien ha sido todo una piedra. Seguimos preguntándonos dónde está la recuperación del barranco de La Fustera.

Muchas primeras piedras están por venir y seguro que algunas serán bienvenidas. Si queremos una economía basada en el bienestar y un turismo de calidad, mucho se debe cambiar. Sin una costa de calidad no hay turismo de costa, sin paisajes naturales no hay turismo rural y sin conservar la arquitectura de edificios emblemáticos como el Taller de Ivars no hay nuevas ofertas. Aquellos que no aman la tierra la destruyen, algunos colocando la primera piedra.