Osasuna da el gran golpe
El cuadro navarro se mete en las semifinales tras pasar por encima del Sevilla
Osasuna saborea las semifinales de la Copa gracias a su infinita capaz de sufrimiento. Pese a conseguir su tercer gol en el minuto noventa, el tanto de Makukula en el descuento para los sevillistas estuvo a punto de convertir en hiel lo que se prometía fiesta. Acostumbrados a penar, los navarros disfrutaron con esta victoria agónica.
Pero antes, el partido se disputó entre la especulación y la igualdad. El fútbol de los primeros minutos se movió gracias a los impulsos de Baptista y Carlitos. Las posesiones del Sevilla se limitaban a un control en el medio campo o un balón robado y un pase largo para que los dos delanteros bregasen arriba con su velocidad y su incisiva presencia. Con este esquema, el control quedó en los pies de Osasuna, que trató de organizar sus jugadas de una manera más calmosa. Sin embargo, las oportunidades caían del lado sevillista.
OSASUNA 3 - SEVILLA 1
Osasuna: Sanzol; Izquierdo, Cuéllar, Miguel Flaño, Clavero; Valdo, Muñoz, Pablo García, Delporte (Moha, m. 79); Aloisi (Josetxo,m. 54) y Milosevic (Iván Rosado, m. 94).
Sevilla: Notario; Daniel Alves, David Prieto, Pablo Alfaro (Casquero, m. 79), David Castedo; Redondo (Antoñito, m. 46), Martí, Renato, Antonio López; Julio Baptista y Carlitos (Makukula, m. 65).
Goles: 1-0. M. 25. Valdo. 2-0. M. 71. Cuéllar. 3-0. M. 90. Muñoz. 3-1. M. 92: Makukula.
Árbitro: Pérez Lasa. Amonestó a Pablo García , Valdo, Pablo Alfaro, Redondo, Alves y Antonio López.
12.758 espectadores en el campo de El Sadar.
Cuando el partido comenzaba a tranquilizarse, los locales se aprovecharon de un saque de banda inteligente, buscando la penetración por la banda de Clavero, para que éste colocase un centro al borde del área pequeña que encontró Valdo, ante la inmovilidad de la defensa andaluza. Las costuras dejadas por Javi Navarro y Sergio Ramos, lesionados, resultaban difícilmente cubiertas por Alves y el debutante David Prieto.
Pese a las bravatas de Joaquín Caparrós, que apostaba por atacar, el equipo especuló con un empate a cero improbable, sin tratar de extremar sus ataques ni explotar a sus dos delanteros, que sólo enseñaron sus garras durante los primeros minutos.
Los de Aguirre, con el marcador favorable, trataron de seguir mirando al ataque sin descuidar la zaga. El juego, cada vez más embarullado, se transformó en táctica militar. Ambos entrenadores trataron de reorganizar sus piezas. El sevillista apostó por la decisión de Antoñito, que saltó en el descanso para tratar de explotar su técnica entre las líneas navarras. Mientras, Aguirre sacaba un central más, Josetxo, con lo que dio rienda suelta a la especulación defensiva y a la táctica del frontón, tratando de presionar en el centro del campo y creando un búnker atrás para refugiar su portería.
Con las cartas sobre la mesa, empezó el partido de los retrovisores. Ni Osasuna podía permitirse recibir un gol ni el Sevilla debía quemar sus naves a falta de media hora. Cada minuto representaba una inyección de nervios para Caparrós. Ante las carencias ofensivas de su conjunto, el técnico dispuso a otro gigante, Makukula, para acompañar a Baptista.
Pero Osasuna no necesitaba de su jugador más alto, Morales, para sonrojar a la defensa sevillista. Aún en el tramo especulativo del encuentro, Pablo García botó una falta de las que complican al portero y a la defensa, que no sabe si recular o buscar el fuera de juego. El instante de duda fue aprovechado por Cuéllar, solo en el segundo palo, batió de cabeza a Notario.
No había tiempo ya para alharacas y cada equipo fue a lo suyo. Osasuna se emboscó en las inmediaciones de su área de una manera escandolosa y el Sevilla trató de atacar, pero las imprecisiones de todo el partido se multiplicaban y ningún balón llegaba con claridad a sus delanteros. Sólo un tiro lejano de Antonio López pudo cambiar el resultado de un partido que comienza a ser un clásico en cuanto a intensidad y emoción. En los minutos finales firmaron el 3-1 definitivo.
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