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Reportaje:TECNOGENTE

Jon Lee Anderson, periodista

Este escritor de 'The New Yorker' lleva siempre en su equipaje un ordenador portátil a prueba de balas, antena y teléfono por satélite

Tiene el aspecto de un aventurero de película. Y posiblemente lo sea porque es un periodista permanentemente preocupado por el poder y los poderosos y, concretamente, por qué hacen las cosas que hacen los poderosos. Cuando habla explica las cosas con la misma minuciosidad con la que refleja en sus artículos los detalles de cualquier historia. En los últimos dos años, Jon Lee Anderson, periodista de The New Yorker, ha pasado más de 10 meses en Irak.

Anderson comenzó a viajar con un portátil en la guerra de Afganistán. Antes, no llevaba ni ordenador ni grabadora. "Tomaba notas y escribía cuando regresaba a casa". Dedicó siete meses a realizar un perfil, algo así como un retrato periodístico, de Gabriel García Márquez, que le sirvió para dejar de grabar las conversaciones. "García Márquez me curó de la grabadora".

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NEW YORKER:

Autor de una extensa biografía del Che Guevara, que la editorial Anagrama publicará en los próximos meses en España, Anderson (1957, California, Estados Unidos) ha escrito para el New Yorker perfiles de protagonistas de la historia como Hugo Chávez, Sadam Husein , Fidel Castro, Augusto Pinochet y el rey Juan Carlos I, entre otros.

Empezó a utilizar el ordenador cuando escribió la biografía del Che Guevara en 1995. En la guerra de Afganistán empleaba un ordenador portátil convencional al que le empezaron a salir "manchas en la pantalla". El teléfono satelital Iridium le ocasionaba algunos contratiempos. Los problemas con las comunicaciones eran de tal calibre que Anderson decidió coger un vuelo a Londres para comprarse un nuevo teléfono. Por el Inmarsat le pidieron 2.500 dólares. También compró un ordenador portátil. Se trataba de un Panasonic Toughbook. La batería permitía una autonomía de entre tres y cinco horas y media. "Y una cubierta sensacional [a prueba de balas]", le contó por correo electrónico a la editora que seguía sus pasos desde Nueva York.

Los Toughbook son ordenadores pesados (3,6 kilogramos), pero tanto en la guerra de Afganistán como en la de Irak se convirtieron en máquinas muy apreciadas especialmente por los periodistas norteamericanos. Uno de los inconvenientes de este ordenador era el precio: "Pagué alrededor de 5.000 dólares".

"No me seduce la tecnología"

"Mi estancia en Afganistán costó a la revista miles de dólares en comunicaciones. Mi correo electrónico era muy rudimentario. Para conectarme, utilizaba un proveedor español. Todavía recuerdo el número: 34 958 75... Como empleaba mi cuenta de correo particular para enviar los artículos al New Yorker, un día un amigo me mandó unas fotos de su hijo recién nacido y me bloqueó el correo porque no podía copiar las fotografías".

Al periodista nunca le ha seducido la tecnología. "No me interesa mucho. Sólo siento curiosidad por lo que necesito. No me atrae saber cómo funcionan las cosas. Lo que quiero es que funcionen". E ilustra su falta de interés con un ejemplo. "Mi hija me obligó a comprar un teléfono con cámara de fotos. Hice algunas fotos el primer día y ya no la he vuelto a emplear".

Ahora su equipaje tecnológico pesa menos. "Desde hace un año utilizo el Bigam de Inmarsat, que conecto al ordenador y me permite pasar los datos con facilidad. La tarifa es en función de lo que se consume, no del tiempo de conexión. Pesa poco y es muy fácil de transportar. Para la voz, empleo un teléfono satélite Thuraya, que se puede utilizar desde cualquier sitio".

El ordenador también es más ligero. "A mediados de 2004, compré un portátil de Apple. Como convivo con fotógrafos, veía las cosas que se podían hacer con el Mac y me convenció porque es muy sencillo de manejar y su diseño es estupendo. Además, la pantalla de 17 pulgadas es idónea para ver películas".

NEW YORKER: www.newyorker.com

Jon Lee Anderson, en Huesca.
Jon Lee Anderson, en Huesca.F. G.

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