Guerra civil en la Real
El presidente, José Luis Astiazaran, descarta la dimisión y cifra la deuda del club en 11 millones
"La situación económica es crítica, y la deportiva, difícil". Con esta frase resumió ayer el presidente de la Real Sociedad, José Luis Astiazaran, la realidad de un club sometido a una fuerte tempestad. En el Consejo de Administración hay tormenta. Desde que ganó las elecciones, no ha habido paz social y el tema financiero no ha mejorado. La negativa a una ampliación de capital ató de pies y manos a los dirigentes. La polémica ha alcanzado al equipo, presionado hasta el infinito por el público, que divide sus iras entre el presidente y López Rekarte, cabeza de turco. Los jugadores no cobraban hasta ahora por problemas de tesorería y las instituciones financieras o políticas miran de soslayo a un club al que se le ha puesto por encima del tamaño de lo que representa.
Arteta, la joya de la corona, todo un fiasco, cedido al Everton
La mala situación económica de la Real viene de antiguo. Astiazaran la fechó ayer en la temporada 2001-02, cuando se fichó a Kovacevic, Nihat y Westerveld, tres contrataciones de invierno. La Real ha sido asidua a ese mercado, en el que ha tratado de curar su mal de nervios. Sin embargo, a pesar de que tales fichajes fueron relevantes para la economía de la entidad, parecía afectada por factores más estructurales que coyunturales. La asistencia al estadio de Anoeta decrece, la multiplicación de los fichajes aumenta, los fracasos deportivos no fueron ocultados por el curso excelso con Denoueix, cuando disputó al Madrid el titulo de Liga hasta el último partido... Quizás en la Real había más estructura y gastos que soporte e ingresos.
Ahora ha tocado la vuelta en el proceso de ida anterior. Por ejemplo, la primera medida de Astiazaran esta temporada fue apelar a la cantera para cambiar un rumbo errático en la política de fichajes. Para ello recurrió a un entrenador, José Mari Amorrortu, enamorado de ese trabajo y que había triunfado en el Eibar tras haber organizado la cantera del Athletic, de la que actualmente vive el club bilbaíno. Una apuesta a medio plazo con un problema a corto plazo.
La Real no tiene dinero. El actual Consejo cifra la deuda estructural en 11 millones, aunque la oposición, organizada en torno a la plataforma Loturak (Enlazando, en euskera), considera que puede rondar los 20. En cualquier caso, se encendió la alarma cuando el club no pudo hacer frente al pago de enero de la ficha de la mayoría de los futbolistas. "Los jugadores van a cobrar, sin duda", afirmó ayer Astiazaran, que recientemente recibió el varapalo de la Kutxa, la entidad financiera con la que trabaja el club donostiarra. La Real acudió para solicitar un préstamo de cinco millones, pero la entidad reclamó un aval personal o bancario del Consejo, al que no podía hacer frente. Astiazaran acusó a "varios consejeros" de la Kutxa de "ser insensibles a los problemas de la Real".
El actual Consejo se siente rodeado: primero, por su propia asamblea de accionistas, que derribó la ampliación de capital de 16,5 millones; por la Kutxa, la entidad financiera que se ha desmarcado de sus demandas, quizás atendiendo a los problemas financieros del club; por las instituciones, ya que el diputado general de Guipúzcoa, Joxe Joan González de Txabarri, descartó "ayudas finalistas" a pesar de la crisis, y finalmente, por la situación deportiva.
En 2005, la Real ha caído en picado. Hasta el partido con el Madrid, en el estadio Bernabéu, había alcanzado un tono medio saludable, un tanto ajeno a los problemas del descenso. Los seis minutos de Madrid -la reanudación, con el marcador empatado, de lo que se dejó de jugar en su día por una amenaza falsa de bomba-, con la derrota por un penalti a Ronaldo, han llevado al equipo a los infiernos, con cinco tropiezos consecutivos, una marca que no se producía desde la temporada 1961-62, cuando descendió por última vez.
El partido del Bernabéu, los seis minutos fatales, el penalti fatídico, rompió una racha que había tenido como referente inmediato el 1-5 en Málaga que anunciaba los mejores deseos para el club donostiarra. Luego, derrotas ante el Albacete y el Villarreal en casa y el Barcelona y el Levante a domicilio.
Los fichajes tampoco han ayudado a la Real. El francés Brechet, del Inter, llegó lesionado y casi no ha jugado; Arteta, la joya de la corona realista, ha sido un fiasco y jugará en el Everton, ingles, cedido a cambio de 1,5 millones de euros que para la Real serán 0,5, ya que deberá seguir abonando su ficha. La paciencia con los jóvenes de Amorrortu -Labaka, Garrido, Zubiaurre, Riesgo, Uranga y compañía- parece agotarse. El riesgo de la Real es seguir aquejada del mal nervioso. O, como dice un consejero, "quizás la sociedad guipuzcoana considera que la Real es más grande que la sociedad a la que representa".
Astiazaran intuye una campaña orquestada, mediática y social, pero descarta la dimisión. Las elecciones están convocadas para el mes de junio, pero sobre la Real planea un escenario de guerra civil.
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