Partido de contrastes

El Racing y el Levante ofrecieron en El Sardinero todas sus versiones posibles. Fueron dos equipos sosos e inermes durante el primer acto y animosos e incluso brillantes tras el descanso. Fue entonces cuando la temperatura del choque se disparó. En ello tuvo mucho que ver el árbitro, que en apenas diez minutos expulsó a dos jugadores -Juanma, del Racing, y Pinillos, del Levante-, pitó un penalti muy discutido y amonestó a Celestini por jugar con un anillo, lo que prohíbe el reglamento.

El partido arrancó marcado por las precauciones defensivas que tomaron ambos equipos. Hubo algún destello, protagonizado por los jugadores de más clase, como el israelí Benauyon, quien puso a prueba a Mora tras hacerle un caño a Rivera. Éste fue el caudal ofensivo del Racing hasta el gol de Javi Guerrero al filo del descanso. Un tanto precedido de un error en el marcaje de Rubiales, que tiró al garete el eficiente trabajo defensivo de su equipo.

El partido dio un brusco giro en el segundo acto. Las mejores bazas ofensivas del Levante entraron en ebullición, entre ellos el interior zurdo Nacho, quien enganchó un tiro con la zurda que supuso el empate. Espoleado por el gol y la atonía local, el conjunto de Schuster se fue arriba con determinación. El Levante pasó a dominar por completo el partido, abrumando a un Racing que encajó muy mal el empate. En medio del acoso al que sometió al grupo cántabro, Congo provocó una falta al borde del área de la que sacó petróleo Juanma, cuyo tiro golpeó en la barrera y se coló en la meta de Aouate.

El Racing, que emitía todas la señales del enfermo terminal, se recuperó merced a un penalti provocado por Juanma, que derribó a Jonatan dentro del área, según el árbitro. El castigo fue aprovechado por Aganzo, que empató un encuentro tan reñido como entretenido. Sobre todo, en la segunda parte.