Virginia Mayo, leyenda del hollywood de los años cuarenta y cincuenta

Virginia Mayo, leyenda del Hollywood de los años cuarenta y cincuenta, murió ayer en una residencia de ancianos de Thousand Oaks, cerca de Los Ángeles, a consecuencia de un paro cardíaco y una neumonía, tras sufrir una larga enfermedad. Tenía 84 años. La actriz fue pareja cinematográfica de grandes galanes de la pantalla como Gregory Peck, Burt Lancaster, Bob Hope, Kirk Douglas y Rex Harrison.

Virginia Clara Jones fue una artista precoz. En su San Luis natal (Estado de Misuri) debutó de la mano de su tía en teatros locales y obras benéficas siendo apenas una niña. El primer salto hacia el estrellato lo dio con un espectáculo de variedades, Pansy the horse. Allí nació también su nombre artístico, que tomó del apellido del director de la comedia, Andy Mayo.

Aunque gran parte de su filmografía estuvo dedicada a la comedia, Mayo protagonizó importantes papeles dramáticos en Los mejores años de nuestra vida (1946) y White Heat (1949). Este último, con James Cagney, fue uno de sus favoritos, recordaba ayer su hija, Mary Johnston. Otro de sus preferidos fue el musical She's working her way through College, en el que compartió pantalla con el actor y ex presidente de EE UU Ronald Reagan.

Su extraordinaria belleza realzó sus dotes dramáticas, aunque algunos llegaron a decir que las ocultó porque las audiencias estaban más pendientes de su rostro que de su actuación. Uno de los directores que mejor la conocieron, Raoul Walsh (White Heat, El infierno es de él), la describió como una "mujer preciosa en la pantalla, pero mucho más bella en persona. Quizá era un reflejo de lo buena que era en su interior".

A lo largo de su carrera Mayo actúo en más de 40 filmes. Durante el rodaje de uno de los primeros, Jack London (1943), conoció al que cuatro años después se convertiría en su esposo, Michael O'Shea. La actriz describió después el flechazo: "Me miró, se acercó y me besó". Vivieron juntos hasta que él falleció en 1973. Tuvieron una hija y tres nietos.

El "mejor beso" con una de sus parejas en el celuloide fue con Gregory Peck, dijo en una entrevista. A Mayo no le gustaban ese tipo de preguntas pero las respondía con el gran sentido del humor que siempre la caracterizó. En una de las últimas entrevistas, en 2001, confesó que su sueño de niña había sido ser bailarina. "Pero acabé siendo actriz y tuve la suerte de trabajar con los mejores actores de nuestro tiempo".

En la cima de su carrera rodó también La princesa y el pirata (1944), Veneno rubio (1949), El infierno es de él, La vida secreta de Walter Mitty (1947) y Sangre de piratas (1955). A partir de mediados de los cincuenta, su cotización en Hollywood sufrió algunos tropiezos. Su última película The man next door, la rodó en 1997.-