"Quien decidió jugar fue Ranieri"
González Vázquez, el árbitro del Osasuna-Valencia, dice que él no se opuso a suspender el partido tras el fallecimiento una hora antes de la hija de ocho meses del defensa Caneira
Tras la tragedia, la indecisión de unos y otros originó que se disputara el domingo un partido, el Osasuna-Valencia, en unas circunstancias que han levantado una ola de indignación. Tras el fallecimiento, por muerte súbita del lactante, de María, de ocho meses, hija del defensa valencianista Caneira, una hora antes del encuentro, los dirigentes del Valencia y el árbitro, Bernardino González Vázquez, debatieron la suspensión del choque. Pero no hubo acuerdo. La plantilla del club de Mestalla acudió ayer al entierro de María en Negrais, la localidad natal de Caneira, que recibió las condolencias del Gobierno portugués. El seleccionador de Portugal, el brasileño Luiz Felipe Scolari, también asistió al sepelio.
En diciembre se aplazó el Talavera-Jaén, de Segunda B, al fallecer el padre de un jugador
"El que dio el paso de jugar fue el entrenador [en referencia a Claudio Ranieri]. Decidió que era mejor disputar el partido", explicó ayer González Vázquez, del colegio gallego, que cumple su cuarta temporada en Primera; "ni por parte de Osasuna ni del equipo arbitral hubo inconveniente en suspenderlo. Hablé con el Comité Técnico de Árbitros y también me dijeron que no había problemas en no jugar. La decisión era de los clubes. El caso era muy especial. No se suele dar nunca. Tuvimos que tomar una decisión precipitada y se tomó la menos mala. Hay 17 reglas y la 18 es la del sentido común". Según el árbitro, los clubes también plantearon un inconveniente añadido: era el último partido de la primera vuelta y la normativa advierte de que un encuentro suspendido en las primeras 19 jornadas ha de disputarse antes de que finalice la primera vuelta.
"Si el Valencia dice que no se juega, no se juega. No es el árbitro el que decide si es una fuerza mayor o no. Ranieri dijo que los once titulares no sabían nada y que se jugaba", indica otra fuente arbitral. Los titulares, sin embargo, sí sabían algo. Al menos, algunos de ellos. Desde el césped de El Sadar, Aimar miró hacia el banquillo justamente antes de comenzar el encuentro y alguien le confirmó la terrible noticia. Su rostro, desencajado, reflejó las pésimas condiciones anímicas en que él y sus compañeros disputaron la cita. A su lado, también Ayala se enteró del fatal desenlace. Sorprendentemente, en el acta arbitral no figura nada de lo sucedido. Según el Valencia, el árbitro alegó que no era una causa de fuerza mayor.
El artículo 298 de la normativa federativa dice: "El árbitro sólo podrá suspender la celebración de un partido por las siguientes causas: a) mal estado del terreno de juego; b) inferioridad numérica de un equipo en la forma que prevé el artículo 279; c) incidentes de público; d) insubordinación, retirada o falta colectiva; e) fuerza mayor. El árbitro ponderará tales circunstancias según su buen criterio, procurando siempre agotar todos los medios para que el encuentro se celebre o prosiga. La RFEF tiene la facultad de suspender cualquier encuentro cuando prevea la imposibilidad de celebrarlo por causas excepcionales".
En la angustiosa hora anterior al partido, el presidente del Valencia, Juan Soler, trató de hablar con el presidente de la federación, Ángel María Villar, que estaba ilocalizable. La federación dice que tenía a otros responsables que sí estaban localizables. "Cuando conocemos los hechos, el partido ya ha empezado. Si hubiera habido acuerdo para no jugar, se habría admitido", dice su portavoz, Fernando Garrido.
Algunos futbolistas profesionales consideraron una enorme falta de sensibilidad la disputa del choque. El más claro fue Milosevic, delantero serbio de Osasuna: "Es una locura. El partido no se podía jugar en esas condiciones. El árbitro dijo que no lo suspendía porque no era una causa de fuerza mayor, pero ¿qué mayor fuerza existe que una vida humana? No lo entiendo, no tengo palabras". En parecidos términos se expresó Oleguer, defensa del Barça: "Parece mentira que la ética no esté por encima de las prioridades del calendario".
Hay un precedente. El Talavera-Jaén, de Segunda División B, fue suspendido el pasado 19 de diciembre por una circunstancia similar. Una hora antes del partido, Mikel Costanilla, jugador del Jaén, recibió en el autobús del equipo la noticia de que su padre había muerto. Ambos conjuntos acordaron no enfrentarse pese a no contar con el visto bueno de la federación, con la que no contactaron. El árbitro hizo constar en el acta la situación y ningún club fue sancionado. El choque se disputó la semana pasada.
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