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BANDAS MAFIOSAS

"Escuché un fuerte golpe y salió una nube de humo"

Soledad Alcaide

La explosión que provocaron los geos para tirar la puerta tras la que se escondían los narcotraficantes despertó la madrugada del viernes a muchos vecinos del número 5 de la plaza de Cronos, en el barrio de Simancas. Pero casi nadie se atrevió a asomarse al descansillo. La única vecina que lo hizo vive un piso más arriba, en el segundo, y pide que se la llame Sonia, aunque ése no sea su verdadero nombre: "Es que me da miedo. Y, además, tengo dos críos pequeños", afirmó la joven ante su edificio, agarrando el carrito de paseo de su hijo.

Sonia se quedó sola esa noche con los dos niños porque su marido estaba trabajando. "Escuché un fuerte golpe... y me asomé a la puerta. Salía una nube de humo y vi que había policías con máscaras. Todo estaba lleno de humo. Ellos me dijeron que era gas lacrimógeno. Como no me fiaba, porque pensaba que a lo mejor había una bomba, me bajé al portal con mis hijos", recordaba.

El número 5 de la plaza de Cronos es una manzana con cuatro bloques de cuatro pisos, que rodean un amplio espacio con piscina y pistas de pádel y tiene una entrada principal, con una garita de vigilancia, y otra a través del aparcamiento. Todo el perímetro está cerrado y hay vigilantes día y noche.

Un piso de 55 metros

El inmueble donde vivían los narcotraficantes es un piso de unos 55 metros cuadrados, con dos dormitorios, situado en el primero 4 del bloque 2 y cuyas ventanas dan a la calle de Albasanz. La puerta estaba ayer sujeta con el precinto de la policía, pero a través del agujero era visible una habitación con una cama y con las persianas cerradas. En el otro cuarto había un colchón, un equipo de música y un árbol navideño en el suelo. Todo cubierto por la ceniza de la explosión que abrió la puerta.

Ángel, el cubano que trabaja de portero los fines de semana y algunas otras noches, explicó que jamás vio a los inquilinos. "Debían entrar y salir por el garaje. Además, la casa está al final del pasillo y muy cerca de la escalera que da al bloque de al lado, por lo que podían entrar tanto por el portal del bloque 1, como por el bloque 2", explicó. Por otro lado, la mayoría de los pisos del edificio son de alquiler, por lo que es habitual que cambien los vecinos.

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La vivienda asaltada está al final de un pasillo con viviendas a cada lado, pero es el más alejado. Sus vecinos de al lado, pared con pared, son Carlos y Esther. Ayer explicaron que nunca escucharon ruido alguno. "Nunca los he visto, pero Esther, sí. Un día coincidieron y ellos iban con bolsas de la compra. Eran jóvenes, con aspecto latinoamericano, y se saludaron. Lo normal", declaró Carlos.

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Sobre la firma

Soledad Alcaide
Defensora del Lector. Antes fue jefa de sección de Reportajes y Madrid (2021-2022), de Redes Sociales y Newsletters (2018-2021) y subdirectora de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS (2014-2018). Es licenciada en Derecho por la UAM y tiene un máster de Periodismo UAM-EL PAÍS y otro de Transformación Digital de ISDI Digital Talent. 

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