"No intento que nadie juegue como yo"
Pablo Laso, de 37 años, recibe hoy como técnico del Pamesa al líder, el Real Madrid, en el que jugó entre 1996 y 1998.
Pregunta. Se retiró hace año y medio. ¿Aún se siente jugador?
Respuesta. Siento que lo dejé hace muy poco. En los últimos años, al hacerme mayor, ya veía el baloncesto de otra manera, y ahora juego muy poco, es como si se me hubiera acabado la gasolina, el cuerpo no me lo pide.
P. Sigue siendo el líder en asistencias y recuperaciones de la ACB. ¿Desde el banquillo ve jugadas que los jugadores no ven?
R. Sí, pero han de verlas ellos. El buen jugador se diferencia del malo por decidir en milésimas. No intento que nadie quiera ser Pablo Laso ni jugar como yo, ni que vean los pases que veía yo.
P. ¿Qué pasadores destaca?
R. Carles Marco, Bennett, Gonzalo Martínez, Azofra... No se trata de ser pasadores, sino de controlar el ritmo del partido.
P. Su padre, Pepe Laso, le entrenó en el Tau. ¿Le aconseja?
R. Claro, y le escucho, pero decido yo. Ya discutíamos cuando me entrenaba.
P. ¿Qué aprendió en la pretemporada que hizo en la NBA?
R. Estuve 20 días con los Spurs de San Antonio. Tuve otro punto de vista, pero no es que todo sea maravilloso. No es que sea lo mejor del mundo.
P. ¿Cómo vive sus primeros meses en la élite?
R. El inicio ha sido muy complicado, con seis jugadores importantes lesionados, lo que obligó a cambiar el estilo. Siento la presión de todos y la acepto, va en el puesto. Me gusta convivir con ella. Pensar en mí para entrenar al Pamesa fue una apuesta grande y sé que si las cosas van mal, me achacarán no tener experiencia, pero me creo preparado. Me siento igual de presionado cuando pierdo que cuando gano, y no es una pose decirlo. Los éxitos y los fracasos son muy rápidos.
P. ¿Su idea de baloncesto?
R. Sobre todo quiero ganar, pero los partidos cambian de un día a otro. Me gustaría grandes reboteadores en defensa y correr al contragolpe, pero eso lo dicen todos. El estilo depende de los jugadores.
P. ¿Se puede ser intuitivo como entrenador?
R. Creo que sí, en todo hay una parte de intuición. Yo era un jugador intuitivo, a veces demasiado. Iba a robar un balón que no podía y me costaba la canasta y la bronca del entrenador. Como entrenador, un poco lo mismo. Debes intuir que puede pasar y adelantarte.
P. ¿Como jugador ya pensaba como entrenador?
R. En los últimos años sí. Todo el mundo lo decía por mi forma de jugar. El único que no lo tenía tan claro era yo. Hay grandes jugadores que no tienen esa inquietud. Intenté abstraerme pero no fue fácil. A los 10 días de retirarme noté algo dentro que me obligaba a seguir, me faltaba algo. Ahora pienso más en el baloncesto que cuando jugaba.
P. El Pamesa estaba en crisis y lleva mes y medio sin perder. ¿Cómo lo ha conseguido?
R. Recuperamos la confianza al ganar al Barça. Es verdad que el deporte, como decía Di Stéfano, es un estado de ánimo. El club apuesta por la cantera, pero el jugador que sube es mirado con lupa, tiene más presión que el que viene de fuera.
P. ¿Cómo se gana al Madrid?
R. Es el mejor equipo. Maljkovic es un referente y un espejo en el que se miran todos los entrenadores. El Madrid ha apostado a lo grande. Decían que era un gran equipo ofensivo, pero gana sus partidos en defensa.
P. Para Javier Imbroda el técnico extranjero se sobrevalora.
R. No me quedo en las nacionalidades. Uno de los mejores de Europa por el juego de su equipo es Trifón Poch, del Etosa.
P. ¿Qué recuerda del Madrid?
R. Un trato excelente. Dejé grandes amigos y mantengo amistad con algunos, como Herreros. Esta semana hablé con él, pero no del partido.
P. ¿Qué aficiones tiene?
R. Mi mujer dice que no desconecto nunca del baloncesto.
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