El Madrid suma y sigue

Ha vuelto Bennett y eso son palabras mayores. Puesto a emitir buenas vibraciones, al Madrid sólo le faltaba que el base estadounidense dejara sus dolencias para ganar en velocidad, en inteligencia, en tiro, en arte. Ha vuelto Bennett y este Madrid enorme, imparable, ha adquirido un aspecto aún más saludable del que tenía, que ya es decir.

Ni siquiera le hizo falta al equipo que Bullock se mostrara en su mejor versión, ni siquiera en una normalita, pues que este señor sólo meta ocho puntos es una herejía, para pasar por encima del Partizán. Cierto es que el conjunto yugoslavo es una de las marías del grupo y nada tiene que ver con aquel equipo que tiempo atrás mandara en el continente. El baloncesto balcánico, a nivel de clubes, está pagando con creces el hecho de que muchos de sus jugadores emigren en cuanto tienen ocasión a la NBA. Los consagrados y los otros.

No está hoy el Partizán para toserle al Madrid pero, por si acaso, ahí se arranca el técnico blanco Bozidar Maljkovic para, incluso en días de bonanza como el de ayer, poner firme a cualquier jugador que intente hacer la guerra por su cuenta. Es el Madrid un equipo que a ratos roza la perfección en defensa -nada nuevo sentándose en su banquillo quien se sienta-. Y a partir de ahí va construyendo sus triunfos, teniendo como tiene jugadores cuyas prestaciones en ataque son de sobra conocidas.

Así que ayer el equipo blanco puso la directa desde el primer instante, como le gusta a su técnico. Dos balondes recueperados, dos asistencias de Felipe Reyes y dos canastas de Fotsis. Toda una declaración de intenciones era aquello, suficiente para que el Partizán tuviera claro lo que de seguro imaginaba: que ganar era un quimera.

Resuelto el conflicto desde el inicio, sólo quedaba por comprobar qué jugador del Madrid encendería al público. Hubo un fabuloso mate de Gelebale, un tapón de Hervelle que pareció bajar del techo, un rebote portentoso de Felipe Reyes... Hasta que se hizo presente Herreros con las consecuencias fácilmente imaginables. Uno, dos, tres, cuatro triples logró el capitán entre el jolgorio general, a la espera de que alguien le cogiera el relevo en aquello de la inspiración. Se lo cogió Bennett, que ha vuelto. Y eso son palabras mayores.