Controles en Atocha
En efecto, como alguien ya ha captado y expuesto aquí, el caso de la seguridad de la estación de Atocha no es sino un circo con el que más bien pareciera que se trate de amedrentar a los ciudadanos, pues no otra sensación nos provoca tan ostentoso despliegue de furgonetas de policía y agentes uniformados con cara de pocos amigos, amén de soldados equipados de campaña y en plan guerrero armados hasta los dientes con metralletas nunca vistas en estos menesteres. Ya digo, más parece un circo, aunque con los pies de barro.
El barro lo constituye el hecho inconcebible de que los viajeros tengan que colocar sus equipajes en la cinta del escáner para la detección de metales, mientras que las personas pasan de rositas sin que nadie les controle. Como viajo todas las semanas desde hace 13 años, me someto a este acto bufonesco no sin advertir, en más de una ocasión, al personal de seguridad, que "las bombas las llevo adosadas al cuerpo bajo mi chaqueta sin que nadie me registre, y no en el equipaje, que sí inspeccionan". Y ellos se ríen y me comentan que "no son quiénes", respuesta esta tan manida, socorrida y aburrida como encubridora de chapuza en un país de pandereta.
Ah, y este simulacro de vigilancia con visos de realidad virtual se realiza tanto en Atocha como en el resto de las estaciones del trayecto Madrid-Sevilla.
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