Crónica de una rivalidad
El periodista Emilio Nadal recoge en su último libro la época de mayor esplendor del 'derby' valenciano, a principios del siglo XX
Para el levantinista que acaba de entrar en el siglo XXI no existe un placer mayúsculo que superar a su eterno enemigo en el rectángulo que conforma un campo de fútbol, escribe el periodista Emilio Nadal en el capítulo I (El Levante deja plantado al Valencia en el estadio de Algirós) de su libro Levantinos y Valencianistas. Historias de una rivalidad en la Valencia de los años veinte y treinta.
Ya en 1924, el diario El Pueblo, uno de los cuatro o cinco que circulaban por Valencia en los albores del siglo XX, reflejaba la rivalidad existente entre las aficiones de las dos históricas entidades. "...y la aspiración del Levante es llegar a vencer al Valencia no en encrucijadas, sino en el terreno de juego y ante una multitud imparcial. Ése es el supremo y justo anhelo del Levante: vencer al más fuerte, al que considera como el más peligroso enemigo en la liza. El Levante y sus balones contra el que se le ponga enfrente".
Emilio Nadal ha buceado en las hemerotecas, entre los textos de los pioneros del periodismo deportivo (Alarcón en El Mercantil Valenciano, Josimbar en la Correspondencia de Valencia, Santiago Carbonell en Las Provincias, Vicente Juan Mares en La Voz Valenciana, Amador Sanchís y Navarro Manchón en Diario de Valencia, Eduardo Gascó y Vicente Lozar en El Pueblo), para rescatar diversos episodios y anécdotas que marcaron los derbys de la época, cuando los goles eran goals, el fútbol football y los árbitros trencillas.
En aquellos tiempos, el derby valenciano por antonomasia alcanzó su mayor esplendor al tiempo que el fútbol comenzaba a convertirse en un fenómeno de masas. Con la radio en mantillas, la prensa era entonces el vehículo de transmisión de información más poderoso.
Levantinista confeso, Nadal escribe en la introducción que el libro está escrito "en clave levantina". Y los 16 pasajes de que consta "intentan recrear la atmósfera de unos duelos fundamentales para el crecimiento de ambas instituciones en el contexto histórico en que se desarrollan". Según el autor, que presentó la obra ayer, "los duelos entre el Valencia y el Levante no pueden entenderse sin conocer su origen y las causas que posibilitaron una leyenda repleta de desencuentros".
En Bofetones a granel y cinco expulsados en un Valencia-Levante en noviembre de 1932, Nadal revive el que fuera el enfrentamiento más agitado. Tras repasar los acontecimientos sociales y políticos de la época, algo que el autor hace a lo largo de la obra, el capítulo entra de lleno en el choque, que finalizó con victoria valencianista por 5-0 y un sinfín de incidentes, entre ellos la agresión sufrida por el árbitro, que recibió atención médica. El diario El Pueblo recogió el acta del encuentro, escrita por el juez de la contienda, el señor Perona: "Según tenemos entendido se hizo constar los golpes recibidos por el árbitro, varias patadas, un corte en la mano y un mordisco en el brazo izquierdo".
En otro retazo, el autor recuerda el triunfo del Levante en la Copa de la España libre disputada en el estadio de Sarriá el 18 de julio de 1937. Entonces, el Levante de Valero, Calpe, Dolz, Rubio, Nieto, Martínez Catalá, Gaspar Rubio y Fraison se imponía por 1-0 al Valencia de Antolín, Bertolín, Iturraspe, Amadeo y Ricardo. Era la tercera victoria consecutiva del conjunto granota sobre su principal rival. Fue un año mágico para el Levante, que celebró las dos goleadas (0-4 y 5-2) endosadas al Valencia en la Copa de la República.
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