El mercado invernal abre sus puertas
El Atlético no podrá formalizar el fichaje de Gronkjaer hasta que pague lo que adeuda a Sergio y Nikolaidis
El mercado de invierno en el fútbol llega puntual. Enero abre las puertas a los fichajes y a los traspasos de jugadores. La fórmula, instaurada en la campaña 1993-94, pone a disposición de los clubes la oportunidad de intentar un arreglo de sus plantillas, de tapar huecos o enmendar errores. En principio, sólo un equipo de la Primera División, el Atlético, la tiene vedada. El veto es consecuencia de las denuncias que pesan sobre él por deudas contraídas con el portero Sergio y el ariete griego Nikolaidis. La tramitación de la ficha del delantero danés Gronjkaer por el equipo rojiblanco queda a expensas de que solucione ese problema.
El Atlético, uno de los primeros conjuntos en aprovechar el nuevo mercado, no podrá inscribir, en efecto, a Gronjkaer mientras no salde sus débitos con Sergio, en el Getafe desde mediados de la pasada campaña, y con Nikolaidis, que ha regresado a su país. Así lo fija el convenio colectivo firmado por la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE), la Liga Profesional de Clubes y la Federación Española. "No quiero perjudicar al Atlético", explica Sergio, "pero pactamos que tenían que abonarme una cantidad en julio y no cumplió". Es la segunda vez que Sergio recurre a esta medida. Hace dos años, cedido al Espanyol, ya reclamó 258.000 euros al Atlético.
El dinero manda en el mercado, pero su evolución es baja. Los clubes no logran sacudirse la delicada crisis económica por la que atraviesa la mayoría de ellos. Esta situación propicia que la mayor parte de los jugadores lleguen con el cartel de cedidos o con la carta de libres. De esa forma se evitan los traspasos encarecedores.
Domina entre los dirigentes la teoría de que ésta no es la época más propicia para obtener una buena relación calidad-precio. Basta para ello comprobar el fiasco de buena parte de los fichados la pasada campaña, como Battaglia que no juega en el Villarreal; Finidi, que ya no está en el Mallorca, y Olivera, que ni se estrenó en el Atlético y volvió al Juventus.
En el mercado nacional existe además una limitación: sólo pueden cambiar de club en la misma categoría los jugadores que no hayan sobrepasado los cinco partidos oficiales de la Liga, la Copa o la Supercopa. Entre el cerca del centenar que reúnen esas condiciones de venta apenas hay nombres ilustres, salvo las de Julen Guerrero (Athletic), Tote (Betis) y De los Santos y Pellegrino (Valencia).
Los equipos peor clasificados suelen ser los que más se mueven, aunque el líder, el Barça, puede invertir la tendencia. Su plaga de lesionados -Motta, Gabri, Larsson, Edmilson y Gerard- le aconsejan refuerzos que han aireado muchos nombres: Carew, Tomasson, Edu, Anelka... Doce meses atrás Davids le dio alas. En el Madrid, con el nuevo director de fútbol, el italiano Arrigo Sacchi, y el nuevo entrenador, el brasileño Vanderlei Luxemburgo, también se habla de refuerzos, pero su presidente, Florentino Pérez, se resiste porque, dice, eso es "un signo de debilidad", con lo que acostumbra dejar los fichajes para el inicio de curso.
Algunos clubes anticiparon algunos meses sus compras, como el Villarreal con los argentinos Figueroa y Sorín; el Racing, con el mexicano Torrado, y el Mallorca, con el japonés Okubo.
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