El Madrid de Luxemburgo empieza de cero

El Madrid de Arrigo Sacchi y Vanderlei Luxemburgo empieza de cero. Como pretendió José Antonio Camacho en el verano, Luxemburgo, el recién fichado entrenador brasileño, ha programado concentraciones y jornadas de doble sesión. Igual que hacen los equipos en la pretemporada, en julio, sólo que en pleno invierno y con el campeonato a punto de perderse sin remedio. Igual que hacen ciertos técnicos cuando quieren imponer su autoridad, ha instaurado las carreras continuas, las fatigas en el gimnasio, las pesas y los abdominales. Ayer dividió a la plantilla en grupos: unos corrían y los otros hacían pesas. El técnico supervisó las operaciones junto a Ramón Martínez, un hombre que ha pasado de vivir al borde de la destitución a reestablecerse como una autoridad en la sección de fútbol. Todo en el Madrid parece cambiar salvo la incredulidad de los futbolistas. Eso sigue como siempre.

Los jugadores del Madrid todavía no saben a qué atenerse: si a las llamadas al orden que les emite la directiva o a las licencias que la misma directiva concede. Por ejemplo, a hombres como Beckham, que va y viene con una libertad que le está vedada a la mayoría. Beckham llegó ayer una hora tarde al entrenamiento de las 16.30 debido a un problema técnico en su jet privado al salir de Londres. No se sabe qué opinará al respecto Luxemburgo, que desde que llegó a España predica la "unión" y la "disciplina".

Hoy, lunes, el Madrid se entrenará por la mañana y por la tarde y mañana lo mismo. Luxemburgo concentrará el miércoles por la mañana a los jugadores para entrenarse, comer y dormir la siesta en el hotel de la Federación Española, en Las Rozas, y por la noche jugar los siete minutos que quedan del partido interrumpido (1-1) ante la Real Sociedad por una amenaza de bomba el 12 de diciembre.