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Reportaje:MOTOR | Rally Dakar

Las García, la cuota femenina

Dos hermanas españolas formanel único equipo exclusivamente de mujeres

Julia y Beatriz García, madrileñas de 30 y 29 años, parecen un anuncio flotante en un restaurante. Mañana, viernes, comenzará en Barcelona el Rally Dakar y las dos hermanas parecen levitar, tan contentas, con sus monos azules parcheados de publicidad. Una, Beatriz, conduce. Otra, Julia, maneja el GPS y otros instrumentos de navegación del todoterreno "casero y de hace diez años" que han preparado para la ocasión. Es el único equipo completamente femenino entre los participantes y aspiran a ser el único equipo completamente femenino que llegue a Dakar en toda la historia de la prueba. Pero reconocen tener una experiencia "pequeña". Beatriz, comercial, fue en la pasada edición en un camión fuera de carrera. Julia, azafata del AVE, es debutante. Las dos sueñan desde hace cinco años con el desierto. Su padre, Salvador García, corrió dos veces el rally y les inculcó el amor por el motor. Ayer pasaron la certificación de vehículos en Barcelona ante 53.000 espectadores que se acercaron a la línea de salida de la carrera.

"Ahora somos la anécdota, lo sabemos. Pero nuestro propósito es terminar la carrera"

Las dos conceden que ser mujer supone "una ligera desventaja" en la medida en la que "la fuerza bruta" es una parte importante de la prueba. "Cuando te quedas encajado en una duna, hay que tirar de pala, no hay otro remedio, y en eso, lógicamente, es mejor ser más fuerte", reconocen, aunque reivindican: "Es más importante la maña". En cualquier otro aspecto niegan "ninguna diferencia". Incluso en la solidaridad. "Si estás en peligro, se paran o... no". En el Dakar cada uno va a su aire. "La gente no pierde el tiempo", apostilla Beatriz, que recuerda anécdotas de un año atrás: "Como mucho, te recomiendan que tires de la baliza".

El paisaje es el de un horizonte abierto, cubierto por cuerpos de motoristas exhaustos "que se han parado a dormir" y kilómetros y kilómetros de desierto inabarcable. Un escenario que comienza a las seis de la mañana, cuando "hay que estar en pie", para hacer cola con un ticket en la mano para que te den la comida. Luego, "te dan el libro de ruta" y sales a la carrera; "tienes hasta la salida del día siguiente para llegar por último a la meta".

"En el Dakar hay que ser muy metódico", dice Beatriz, que no es precisamente metódica. La piloto es "más bien nerviosa e intuitiva". Quien aporta la visión "cerebral" es Julia. "No estoy nerviosa", dice, aunque éste será su primer Dakar después de cinco años peregrinando de patrocinador en patrocinador. Julia nunca está "nerviosa". Y ahora, menos, después de haber establecido contactado uno a uno con sus sponsors, entre los que destaca Creditwoman, una línea de microcréditos bancarios para mujeres: "Con Ausonia y Tampax nos pusimos en contacto por eso de ser marcas muy femeninas, pero no les interesó". A Julia, en su trabajo en el AVE, todo el mundo "le apoya". Incluso le dan días para preparar la prueba. A Beatriz compaginar el trabajo y la vocación le ha sido más complicado. Hasta el punto de que tuvo que dejar su trabajo en una empresa de renting porque no le permitían conpaginar las dos actividades: "Me quitaron días de vacaciones".

Ambas saben que a partir de esta su primera participación cada vez se les va a exigir más: "Ahora somos la anécdota por ser un equipo femenino, lo sabemos. Pero nuestro propósito es terminar, no colgar unos carteles con nuestra cara en Barcelona". De hecho, ambas aseguran conocer gente que utiliza "sus desgracias buscadas" en la prueba para ocupar espacio en los medios de comunicación: "Es más fácil coger publicidad por tu mala suerte, aunque sea provocada, que por tus éxitos", denuncian.

Beatriz y Julia se han preparado en las zonas pedregosas de la tierra de campos cercana a Peñafiel, en Valladolid: "Terreno rural, de arena, con piedras sueltas". Pero también han tenido la precaución de acercarse a Marruecos para entrenarse en la arena del desierto. Sin embargo, en su opinión, nada de esto vale: "Las dunas de Mauritania son incomparables con cualquier otra cosa", aseguran.

No les da miedo la inestabilidad política de la zona porque creen que los respectivos gobiernos de los lugares por donde discurre la carrera "blindan a los participantes". Pero advierten: "Si hay algún problema, todos estamos mentalizados para no intentar hacernos los héroes y marcharnos cuanto antes".

Las hermanas García se han ganado el respeto de "la profesión" con su participación en varias carreras del campeonato nacional de rallys. Incluso quedaron terceras en Cuenca: "Al principio, la gente podía pensar que somos un producto de mercadotecnia, pero ahora están con nosotras y nos valoran". También sus chicos, que conducen el camión de asistencia tras sus huellas.

Beatriz (en primer plano) y Julia, junto a su todoterreno.
Beatriz (en primer plano) y Julia, junto a su todoterreno.

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