Dos hermanos gemelos, asesinados a cuchilladas en una calle de Vallecas
El incidente se inició por una discusión en un bar, según las primeras investigaciones
Dos hermanos gemelos, José María y Esteban López Martínez, de 47 años, albañiles, fueron asesinados a puñaladas en la madrugada de la Nochebuena, en el barrio del Pozo del Tío Raimundo, en Vallecas. Los investigadores de Homicidios buscan a un hombre y a su yerno como posibles autores del doble crimen. El incidente comenzó por una discusión en un bar. Los cuerpos de los dos hermanos quedaron tendidos en la acera, cerca del bar, con dos puñaladas en el corazón. La policía registró la vivienda de los presuntos autores, próxima al lugar del doble asesinato, pero estaba vacía.
La jornada de Nochebuena fue sangrienta en el barrio del Pozo del Tío Raimundo, en el distrito de Puente de Vallecas. Dos hermanos gemelos, José María y Esteban López Martínez, de 47 años, murieron de sendas puñaladas en el corazón, en plena vía pública. Tenían antecedentes por tenencia ilícita de armas y robo.
Ambos quedaron tendidos en medio de la acera, sin que las asistencias sanitarias pudieran hacer nada por sus vidas. Los investigadores de Homicidios buscan desde la mañana del viernes a un hombre y a su yerno como los autores materiales del doble crimen, sin que hasta el momento hayan logrado localizarlos. Este doble asesinato eleva a 58 las muertes violentas registradas en la región en lo que va de año, frente a las 97 del mismo periodo del año pasado.
Los hechos ocurrieron sobre las dos de la madrugada del día de Nochebuena, en la confluencia de la calle de Esteban Carros y de la avenida de las Glorietas. Según fuentes policiales, los dos gemelos, que trabajaban como albañiles, habían entrado a tomar una cerveza en La Bodega de Altozano, un local que estaba abierto desde hacía horas. Por causas aún no determinadas, se inició una discusión dentro del establecimiento que no pasó a mayores, pese a que hubo insultos y más de un grito.
Sin embargo, la muerte esperaba en la calle. Los dos hermanos salieron y siguieron la pelea. Sin que les diera tiempo a defenderse, ambos murieron casi al mismo tiempo, según determinó el forense del caso.
Muerte fulminante
Esteban cayó muerto junto al bar, cerca de una sucursal de La Caixa que hay junto al establecimiento. Estaba boca arriba con una puñalada en el semitórax izquierdo que le afectó directamente al corazón y le provocó una muerte fulminante, según determinó el forense. La camisa gris y la camiseta que vestía quedaron perforadas por el arma blanca. No había señales de defensa en las manos ni en los brazos, por lo que su atacante debió de sorprenderle.
Su hermano murió unos cinco metros más lejos, en la esquina con la avenida de las Glorietas. La puñalada era prácticamente idéntica a la que acabó con la vida de Esteban. Sólo era un poco más alta y ligeramente ladeada. La víctima cayó de lado, con una pierna encima de la otra. El primer análisis del cadáver también permitió determinar que no se había defendido. Junto a él había una funda de gafas y unas llaves, que se le debieron caer durante la agresión.
Un vecino avisó al 091 del Cuerpo Nacional de Policía, ya que escuchó ruidos y gritos en la calle. Cuando se asomó a la ventana, vio los dos cuerpos en la acera. Ninguno de los dos se movía, según relató al agente telefonista. En ese momento el comunicante no oyó ni motos, ni coches, ni personas que huyeran de la zona, según relató una portavoz de la Jefatura Superior de Policía de Madrid. La calle silenciosa, bajo una gran luna llena, era el único escenario que podía observar este vecino a esas horas.
Cuando llegaron los agentes de la comisaría de Puente de Vallecas, la calle continuaba desierta. Los dos cadáveres yacían en el suelo. Las bajas temperaturas de esa noche, que rozaban los cero grados, y las horas intempestivas no invitaban a deambular por la calle.
Los facultativos de una UVI móvil del Samur-Protección Civil sólo pudieron certificar las muertes de los gemelos. Los dos iban vestidos aún con sendos monos de trabajo azules y unas zapatillas de deporte. Al ir muy abrigados, las manchas de sangre en la acera fueron mínimas. Según el forense, ambas muertes fueron muy rápidas -"en cuestión de pocos segundos", precisó- y sin que ninguna de las víctimas se percatara del ataque mortal que se les venía encima. Fueron puñaladas certeras, pero sin ensañamiento.
Agentes de la comisaría de Puente de Vallecas acordonaron toda la zona, en especial un pequeño área en el que había roto un botellín de cerveza. Algunos testigos apuntaron a que la discusión dentro del bar se inició precisamente por una consumición de esta bebida. "Yo no sé nada. Cuando ha ocurrido todo, el bar estaba cerrado con el cierre echado. Yo estaba cargando las cámaras con la música puesta y no he oído nada. Me he enterado cuando ha llegado la policía", explicó el dueño de la bodega, que estaba visiblemente nervioso y no quiso explicar a este periódico lo ocurrido dentro del local.
Dos inspectores del Grupo VI de Homicidios se hicieron cargo de las investigaciones. Ayer solicitaron al juzgado de guardia, el número 35, una orden de entrada y registro en una vivienda del Pozo del Tío Raimundo, próxima al lugar de los hechos, ya que sospechan que los dos autores materiales de las puñaladas también son vecinos de este barrio de Vallecas.Se trata, según las primeras pesquisas, de un hombre y su yerno.
Busca y captura
Cuando entraron en el domicilio de ambos, éste se encontraba vacío por lo que los agentes han cursado una orden de busca y captura de los sospechosos. Los investigadores descartan que haya relación o amistad entre los fallecidos y sus homicidas. La policía no quiso facilitar ningún detalle de estos últimos hasta que sean arrestados. Los investigadores suponen que han huido de Madrid por lo que han cursado una orden de detención en todo el territorio español.
Uno de los momentos más tensos se vivió a las tres y media de la madrugada del viernes, cuando los familiares de José María se enteraron de la noticia. Una prima de su esposa fue la primera en conocer los hechos por los periodistas que habían acudido al lugar. Fue la que informó, junto a una inspectora de Homicidios, a la cónyuge y a su hija. Ambas bajaron corriendo y chillando de dolor en medio de un silencio sepulcral. Se saltaron las cintas del cordón policial, por lo que tuvieron que ser retenidas por varios policías nacionales. Intentaban ver ambos cadáveres.
Los dos fallecidos son vecinos del barrio del Pozo del Tío Raimundo “de toda la vida”, según algunos vecinos. Éstos aseguran que entre las víctimas y sus presuntos asesinos había viejas disputas, sin precisar el origen de las mismas.
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