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Entrevista:ROD STEWART | Cantante

"Los que crecieron con el rock necesitan ahora otro tipo de canciones"

Diego A. Manrique

Rod Stewart (Londres, 1945) ha llegado a España para grabar su aportación a la gala de Nochevieja de TVE. Conocida su escasa paciencia en estudios televisivos, se masca la tensión en este remoto plató de la periferia madrileña. Pero no, todo está en paz. Resulta que Rod ya no tiene como representante a Annie Challis, que llevó sus asuntos durante 10 años y era una de esas managers que dejan un imborrable rastro de odio, aunque seguramente sólo seguía las instrucciones de su jefe.

Además, Rod acaba de ocupar el número uno en la lista de ventas estadounidense, por el tercer volumen de The great american songbook, su serie de interpretaciones de standards. Un éxito hace maravillas para calmar las ansiedades de cualquier artista: ya no tiene que imponer sus caprichos para recordar su estatura estelar. Hoy, Rod se muestra jovial y encantado de la vida.

"Sinatra no era la mejor persona del mundo, pero yo tampoco puedo dar lecciones de moral"
"El Gobierno laborista de los setenta nos hizo la vida imposible. Debíamos entregar el 97% de los ingresos"

Pregunta. Felicidades por ser candidato a los Grammy con Stardust... The great american songbook III.

Respuesta. Gracias, pero no me lo tomo en serio: la Academia me ha nominado 14 veces y ¡nunca me han dado el premio! Deben verme una imagen terrible.

P. En 1971, cuando lanzaba elepés en solitario, confesó al periodista español Carlos Tena que su fantasía era convertirse en el nuevo Sinatra. Ha tardado en ponerlo en práctica...

R. (Risas) No fue culpa mía. Desde hace 15 o 20 años, quería grabar esas canciones y mi compañía de entonces (Warner) siempre decía que no era el momento. Bueno, al final debo darles las gracias: ahora tengo un mejor contrato y gano bastante más por cada disco vendido.

P. ¿Qué le atraía de Sinatra? Quiero decir, ¿le costaba diferenciar entre el personaje público y el artista de verdad?

R. Sabe, yo tengo mis reservas respecto a buena parte de sus grabaciones: encuentro hirientes muchos de sus arreglos de metales, me gustan envoltorios más suaves para esos temas. Respecto a su leyenda, me cuentan que Frank no era la mejor persona del mundo. Ciertamente, yo tampoco puedo dar lecciones de moral o de comportamiento.

P. Desde luego, no parece un ciudadano modelo: se sabe que siente aversión a pagar impuestos en su país de origen. Y que ésa es una de las razones de que viva en California.

R. ¡Pero no hay nada raro en eso! En la primera mitad de los setenta, los Rolling Stones, Pink Floyd y las principales figuras del rock dejaron el Reino Unido. Sencillamente, el Gobierno laborista nos hizo la vida imposible. Debíamos entregar el 97% de nuestros ingresos, con el agravante de que, a veces, ya habíamos pagado impuestos en otros países. Ha bajado el tipo impositivo, pero muchos seguimos exiliados: sólo podemos volver unos días al año a trabajar o a ver a la familia. Es una situación estúpida.

P. Sus hijos ¿han crecido en California, en el mundo de las estrellas?

R. Son seis, y cada uno ha tenido una vida diferente, entre Londres y Los Ángeles. Yo he sido muy insistente en no malcriarlos, nada de coches deportivos o pisos de lujo. Desde el momento en que son capaces de ganarse la vida, dependen de su trabajo para sus gastos. La prensa se divierte mucho con eso: "El tacaño de Rod Stewart impone que su hija trabaje de dependienta". Bueno, su padre pasó una temporada cavando tumbas en el cementerio del barrio ¡y no les he obligado a imitarme!

P. ¿Quieren seguir sus pasos y entrar en el mundo de la música?

R. Alguno no tiene ninguna afinidad por la música, prefiere el hockey. La de 16 años sí quiere meterse en el negocio del rock: no para de oír a Janis Joplin, Led Zeppelin, los Faces...

P. Qué curioso: jóvenes fascinados por los sonidos de los sesenta y los setenta mientras usted está vendiendo standards a los antiguos rockeros.

R. Creo que la generación del rock se acostumbró a usar la música como soporte emocional. Sólo que ahora también necesitan otro tipo de canciones y los standards se han mantenido frescos, por su su riqueza melódica y literaria. Claro que yo canto los clásicos más optimistas, todavía no he hecho mi colección de standards para corazones rotos. Tal vez sea el disco siguiente...

P. ¡¿Qué?! Se supone que The great american songbook iba a ser una trilogía, que ya estaba cerrada.

R. Ése era el plan. Pero ¿renunciar a una idea que funciona, que vende millones de copias? No soy tan estúpido: recuerda que tengo sangre escocesa.

P. Entonces, ¿va a alternar los standards con sus éxitos de siempre? Eso es lo que ocurre en su DVD más reciente, One night only! Rod Stewart live at Royal Albert Hall.

R. Claro, disfruto de lo mejor de ambos mundos. Me gusta invitar a mi amigo Ronnie, que se aburre cuando no está tocando con los Stones. Eso es lo que te ocurre cuando los dioses te conceden tu deseo: todo lo demás es un anticlímax. Incluyendo actuar conmigo (risas).

P. Usted y Ron coincidieron en el grupo de Jeff Beck, uno de los más deslumbrantes guitarristas de los sesenta.

R. Hubo un intento de juntar de nuevo el Jeff Beck Group para un disco y algún show. Jeff lo saboteó. Ya no sé si le falta motivación para hacer música o sencillamente está celoso de mi éxito. Es patético.

Rod Stewart.
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