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Reportaje:EL PAÍS EN DIRECTO

La ELO en Wembley

Diego A. Manrique

Como revela su título, Out of the blue: live at Wembley / Discovery es un producto mixto. Contiene un resumen de una hora del celebrado show de la Electric Light Orchestra (ELO) en 1978, grabado en Londres y una "visualización" de su elepé de 1979, Discovery. Los temas incluidos van desde Roll over Beethoven a Don't bring me down. El DVD se pone a la venta a partir de mañana con EL PAÍS por 6,95 euros.

La Electric Light Orchestra es un monstruo de los setenta, cuando el beat de provincias evoluciona en Londres hacia conceptos más ambiciosos. Una maduración posibilitada por el ensanchamiento del mercado discográfico ante la implantación del elepé como principal forma de expresión, mucho más rentable que el single de los sesenta. Un fenómeno facilitado por la mitificación de la libertad de los músicos y la sofisticación de la tecnología disponible en el estudio y en el escenario.

La Orquesta Ligera Eléctrica surge en el año 1971, por la convergencia de dos curtidos músicos procedentes de Birmingham: Jeff Lynne, de Idle Race, y Roy Wood, de The Move. Wood es un visionario, que comienza a hablar en la prensa de "una banda consagrada a tocar música libre influida por la clásica y el jazz". Palabras tentadoras para EMI, que acoge al proyecto en Harvest, el sello underground que ya cuenta con Pink Floyd, The Pretty Things y otros supervivientes.

En realidad, la ELO no se distingue por su vocación "progresiva": tanto Roy Wood como Jeff Lynne tienen querencias populistas y anhelan canciones capaces de penetrar en las listas de éxito, aunque cuiden el concepto de LP con portadas seductoras y contenidos unificados por algún tipo de hilo argumental. La ELO no quiere saber nada de Stockhausen o Berio. Según Lynne, se trata de "avanzar a partir del punto al que llegaron los Beatles con I am the walrus".

Lynne se hace con el timón, tras la temprana marcha de Wood. Resuelve el enojoso lío de conjugar en directo a los músicos de rock con los de cuerda (limitados finalmente a dos chelos y un violín). En el estudio, construye "el sonido ELO" por acumulación de capas -ritmo, teclados, guitarra, cuerdas, coros- y por la preponderancia de estribillos luminosos.

Excesos

Parte de la identidad de la ELO es la aparatosa presencia escénica. Criatura de los setenta, Lynne no cree que excederse sea malo. A finales de 1977, publica el doble Out of the blue y, fortalecido por su posición en el mercado estadounidense, desarrolla un espectáculo asombroso, seguramente influido por Steven Spielberg y Encuentros en la tercera fase: una nave espacial, con todo un despliegue de luces y una amplificación nítida.

La gira de 1978 para durante siete noches en el Empire Pool, en Wembley. Allí se graba la primera parte de Out of the blue: live at Wembley / Discovery, en una gala benéfica que presenta el actor Tony Curtis y a la que asisten -no preguntemos demasiado- el duque y la duquesa de Gloucester (al final, en el besamanos, los invitados preguntan a los músicos cosas de tipo: "¿Y llevan ustedes mucho tiempo juntos?", antes de que Curtis entregue discretamente el cheque de lo recaudado en un sobre amarillo).

Pero no se trata de hacer antropología a partir de los rituales ingleses. Lo que enseña Out of the blue: live at Wembley es la potencia con que la ELO esculpe Rockaria!, Showdown, Do ya, Roll over Beethoven, Livin' thing, Sweet talkin' woman y demás éxitos. La ropa, las poses, los peinados pueden ser ahora pintorescos, pero impresiona la limpieza con que sirven su arquitectura sonora.

La segunda parte del DVD, Discovery, es una ocurrencia de época. Se intenta dar dimensión visual a ese elepé de 1979: delante de un decorado cambiante, la banda hace play back de nueve canciones, enlazadas por animaciones con el famoso "platillo volante" que es marca registrada de la Electric Light Orchestra.

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