_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Un relajo

Un amabilísimo lector me escribe su hartazgo de leer sobre política y, aunque sin duda quiere decir políticos y partidismos, porque la alta política no puede hartarnos nunca, bien que quiero hacerle caso, caballero.

Por lo tanto, ¿qué les parece si analizamos las razones por las cuales Brad Pitt, o el último Aquiles visto en pantallas, pasa gran parte de su tiempo jugando con el retoño (literalmente: un niño adoptivo) de Angelina Jolie, mientras su esposa, Jennifer Aniston, pasa sus veladas londinenses junto a Clive Owen, último rey Arturo?

Formemos un comité de causas frívolas, pues, e imaginemos que Brad y Pitt declaran por un lado, mientras Clive y Owen lo hacen por el otro, unos días después. Y Angelina y Jolie, lo mismo; así como mis predilectas, Jennifer y Aniston (los desdoblo porque todos somos dos, como mínimo; y ya decía Lawrence Durrell que, cuando dos se acuestan, en la cama hay al menos cuatro).

Los investigadores, entre los que no me importaría contarme a mí misma, exigimos que Brad actúe en sandalias pero sin el casco aquilense puesto, que le proporciona un ligero parentesco con el eslabón Pau perdido y hallado en mi tierra, y bien conservado en cava. Exigiríamos que Clive se presentara no como el desastrado Arturo, sino con su esmoquin reglamentario de El crupier, curiosa y estupenda película, pero con el cuello de la camisa abierto, el lazo deshecho, barba de un día y ojos de vicio. Las damas nombradas, a su vez, lucirían sus mejores galas y atributos, probablemente la inteligencia.

Veo a Angelina repetir una y otra vez que sólo sale con Brad para que le acaricie el retoño adoptivo, mientras que Jennifer, mi incomparable favorita, afirma inequívocamente la verdad verdadera durante horas, elevando la calidad del debate y la impresión de firmeza; y defiende que Clive Owen es un hombre mucho más interesante y macizo que su esposo; y más novedoso. Mi Jenny, imparable leona, expone las razones y los datos que explican, a la vista está, lo conveniente para el cutis de pasar veladas con el británico (memorable como el valet de Godsford Park, e hijo natural de Helen Mirren).

Ésta es una estúpida columna apolítica. Aunque puede que hayan otras opiniones.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_