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FÚTBOL | Copa de la UEFA

Al Athletic y al Zaragoza les vale el empate ante el Lieja y el Brujas

La fría Bélgica tiene el corazón caliente. A saber: "Standard-Athletic, las últimas 24 horas", "La movilización roja es general", titulaba ayer el diario local La Mouse recordando la concentración de los futbolistas y la entrega de los aficionados que llenarán a rebosar el estado Sclessin hoy (20.45, Antena 3 País Vasco y PPV). Son los penúltimos titulares desde que el Standard aquilató sus posibilidades de clasificación al empatar la jornada anterior con el Besiktas y jugárselo todo a una carta en el partido ante el equipo vasco. Desde entonces, quizá desde la incredulidad anterior, la fría Bélgica ha roto los termómetros. Lo dijo su entrenador D'Onofrio, tras el último partido (1-1 ante el Gante): "Lo del jueves será otra cosa, será otro Standard". Reincidió su figura futbolística, Sergio Conceiçao, al apelar al "infierno belga" que le espera al Athletic en el vetusto estadio de Lieja. Para colmo, el Brujas se juega también la clasificación frente al Zaragoza que, como el Athletic, depende de sí mismo: la victoria y el empate clasifica a los dos equipos españoles, la derrota arroja algunas posibilidades en el juego de los resultados cruzados. Tras el fracaso del Anderlecht en la Liga de Campeones, Standard y Brujas defienden el orgullo belga, un fútbol que ha ido decreciendo en jerarquía.

Frente a la avalancha dialéctica, Ernesto Valverde, el técnico del Athletic, ha respondido arengando a sus futbolistas para que no sucumban a la presión: "El Standard siempre presiona arriba y busca un ritmo infernal, entonces nosotros tenemos que presionar más y atacar sin desmayo. Quizá ésa sea la solución más razonable". Nada de acoquinarse, aunque el Athletic, hoy por hoy, sólo ha ganado fuera a la Gimnástica Segoviana (3ª) y la Cultural Leonesa (2ªB) en la Copa del Rey. En la Liga sólo ha obtenido un punto fuera, ante Osasuna.

El heredero de Eusebio

Eusebio Sacristán, ex jugador del Barça, Atlético y Valladolid, y actual ayudante del técnico azulgrana Frank Rijkaard, le dio su camiseta el 5 de mayo de 2002, el día que se retiró del fútbol. No lo hizo porque sí, sino porque consideraba que aquel chaval era su relevo generacional, el futuro emblema del Valladolid. Óscar González (1982, Salamanca), boquiabierto, la cogió ensimismado y la enmarcó. El tiempo dio la razón a Eusebio: la temporada pasada, al lesionarse Makukula de la rodilla para toda la campaña, Óscar se convirtió en el máximo goleador del equipo (10 tantos) y en un futbolista muy apetecible tras el descenso del Valladolid. El pasado domingo, ya como jugador del Zaragoza y recuperado de su lesión en el quinto metatarsiano del pie derecho, jugó ante Osasuna su primer encuentro como titular. Marcó dos goles. Hoy, ante el Brujas, donde el Zaragoza necesita empatar para no mirar de reojo hacia Utrecht y clasificarse para los dieciseisavos de la UEFA, Óscar espera seguir marcando.

Ernesto Valverde.
Ernesto Valverde.

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