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Guipúzcoa ocultó durante un año el derrumbe de un túnel de la A-1

Las empresas reclaman un millón de euros por los daños causados

El túnel de Ikastaundi de la autopista A-1 (Eibar-Vitoria), de 1.200 metros de longitud, se vino abajo durante su construcción. Ocurrió a mediados de septiembre de 2003 y nadie supo nada de este suceso hasta un año después. La Diputación de Guipúzcoa lo mantuvo en secreto durante todo ese tiempo porque fue "un percance" que suele ocurrir en este tipo de obras. Tampoco informó de que las constructoras reclaman desde entonces a la institución foral una cantidad cercana al millón de euros en compensación por los daños materiales ocasionados por el derrumbe.

El Departamento para las Infraestructuras Viarias considera que la perforación de un túnel de las dimensiones del de Ikastaundi "es una de las operaciones más delicadas que se pueden llevar a cabo en las obras de carreteras". "En ocasiones, ocurren percances de este tipo", aseguran la dirección y la secretaría técnica del departamento foral en referencia al hundimiento del túnel. Por eso, porque son gajes del oficio, los responsables de las carreteras de Guipúzcoa no creyeron necesario hacer público el derrumbe cuando se produjo el imprevisto.

Ocurrió a mediados de septiembre de 2003 cuando se estaba trabajando en la perforación del interior de uno de los dos túneles de Ikastaundi, una infraestructura de 1.200 metros de longitud inserta en el tramo entre Bergara norte y Mondragón de la autopista A-1 (Eibar-Vitoria). Al parecer, la aparición de una falla cuando se estaba horadando la roca del monte pudo provocar el derrumbe. La Diputación asegura que el accidente se produjo "en un área de terreno formado por estratos horizontales". "Este es el tipo de terreno más dificultoso a la hora de perforar un túnel y realizar las tareas de sostenimiento", explica la institución foral.

Una máquina enterrada

No obstante, los responsables del departamento de carreteras sostienen que aún "no es posible aventurar las causas" del hundimiento del túnel, puesto que éstas "están siendo analizadas por los técnicos". El desplome afectó al túnel situado en el lado izquierdo, el que corresponde al vial en dirección a Eibar.

El siniestro sobrevino sin ningún obrero dentro de la galería. No hubo heridos, y los únicos daños afectaron a una máquina perforadora, "tipo Jumbo", que quedó inservible y enterrada bajo una montaña de pedruscos.

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La Diputación mantuvo durante un año un mutismo total sobre estos hechos. En septiembre pasado, durante un acto oficial presidido por el diputado general, Joxe Joan González de Txabarri, y el diputado para las Infraestrcturas Viarias, Javier Zuriarrain, con el que se culminó la perforación del túnel gemelo -una voladura controlada para conectar los dos extremos-, se hizo una mención al derrumbe. El túnel dañado se caló en noviembre pasado, con dos meses de retraso a causa del "percance".

Desde la fecha en que se produjo el desplome, las empresas contratadas y sus compañías aseguradoras mantienen conversaciones con el Departamento para las Infraestructuras Viarias con el fin de determinar las causas del fallo y las posibles responsabilidades. Tratan de esclarecer si se debió a un fallo del proyectista o de los ejecutores de la obra. Las constructoras reclaman a la Diputación una cantidad cercana al millón de euros por los daños ocasionados en la maquinaria -declarada siniestro total-, por el exceso de trabajo que exigió el vaciado de la galería y por la adopción de medidas de seguridad más rigurosas en este túnel.

La Diputación elude pronunciarse sobre estas conversaciones porque "esa información no es de dominio público" y "pertenece al ámbito de las relaciones entre las empresas y la administración". Además, el ente foral recuerda que "una administración habla realmente a través del Boletín Oficial y de sus actos y resoluciones", y "nada de eso se ha producido en este caso, salvo la adjudicación" de la obra. El coste del tramo Bergara norte-Mondragón, de 3,5 kilómetros de longitud, asciende a 71 millones y su apertura al tráfico está prevista para julio de 2005.

No es el primer accidente registrado durante la ejecución de la autopista Eibar-Vitoria. En enero de 2003 se desplomaron desde una altura de 70 metros tres grandes piezas de hormigón mientras se estaba construyendo el viaducto de Larreategi. Hoy, casi dos años después, la reparación está aún sin finalizar. Los conductores deben circular por un solo carril del viaducto que no resultó dañado. El último plazo dado por el departamento de carreteras fijó la apertura de este puente para marzo de 2005.

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