Un carnicero español
Rodrigo García abandonó la carnicería de sus padres, pero se llevó el hábito de descuartizar, destrozar, serrar, golpear, y el gusto de la sangre cruda. Lo utiliza en el teatro. Fundó un grupo que se llama La Carnicería, escribió Carnicero español; una fidelidad a sus visiones infantiles. Estrena en toda Europa, pero apenas en España. Un asunto parecido al de Arrabal, aunque sean dos escrituras muy distintas: tiene para Europa la crueldad y la dureza que suele atribuirse al español. La dirección, el montaje de Cristina Rota dulcifica sus excesos.
La enorme pecera que hay en escena servía, en una de sus obras, para que se echaran en ella animales vivos, muchos de los cuales morían en escena. Aquí está para que dos de los actores representen debajo del agua. Lo hacen admirablemente. Debo decir que lo que más me gustó fue la interpretación, fuera de lo común por la necesaria preparación gimnástica y coreográfica de la actriz y el actor que llevan la acción -otro lleva, sobre todo, el texto- y tengo la sensación de que la larga salva de aplausos de los espectadores que llenaban el teatro el domingo se dedicaba más a ellos tres y a la dirección sorprendente de Cristina Rota. El texto es inteligente, también descuartizado: trasciende de él la crítica absoluta a los poderes y, a pesar de su rudeza, es un llamamiento de paz y concordia: pero no es fácil de comprender por la prosa cortada que el autor de vanguardia practica. Mejor, leído. En la pobreza del teatro de estos días, la obra de Rodrigo García, la admirable representación y las ideas de Cristina Rota son un pequeño islote temporal.
Haberos quedado en casa, capullos
De Rodrigo García. Intérpretes, Juan Carlos Vellido, Nur Al Levi, Chevy Muraday. Coreografía, Chevi Muraday. Dirección, Cristina Rota.- Centro de Nuevos Creadores, Sala Mirador.
Babelia
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