Mucho gusto y poca pegada

Hay que reconocerle al Levante su gusto por el juego, el tic-tac de Rivera con los centrales, de éstos con los interiores; la pausada elaboración de la jugada, cómo el equipo nunca se descompone, cree a pies juntillas en el modelo de Schuster; pierda uno, dos o tres partidos consecutivos, sucumba a última hora después de hacer un excelente partido, como ocurrió hace dos semanas ante el Betis, o reciba una tunda de miedo (5-0), como pasó en el Bernabéu la pasada jornada. Pero tan plausible es el estilo como endeble su pegada. Al Levante le cuesta horrores crear ocasiones, por lo menos ayer. Hasta última hora, el conjunto de Schuster, que empató ante el Getafe, no dispuso de una ocasión como dios manda. La protagonizó Reggi, pero su disparo con la zurda salió muy desviado.

Tras un arranque de campeonato tan brillante como inesperado, el Levante ha perdido gas en las últimas jornadas. Ayer, en el Ciutat de València, empató ante el Getafe, que bien pudo llevarse los tres puntos. No hizo gran cosa el cuadro de Quique Sánchez Flores, pero aun así dispuso de más ocasiones que el Levante, que sólo ha sumado un punto de los últimos 12. Su excelente comienzo, sin embargo, le mantiene en una zona tranquila de la tabla, alejado de momento de las bofetadas de la cola.

El partido medía la entereza del Levante tras el repaso que le dio el Madrid la pasada jornada. La paliza se le indigestó a más de uno en el seno del club azulgrana. Muy dado a los toques de atención, el presidente levantinista, Pedro Villarroel, cuestionó el planteamiento conservador de Schuster, que se pasó la semana dando explicaciones. Después de jugar todo el curso con el mismo sistema, un 4-4-2, el preparador alemán quiso blindar a su equipo con tres centrales en el Bernabéu. Pero no sólo eso: dejó a su jugador más en forma, el marfileño Ettien, en el banquillo. Según él, para hacerle un favor: le veía inmaduro para medirse a Roberto Carlos. A Ettien no debió hacerle ni pizca de gracia, pero en vez de airear su malestar, se refugió en el silencio.

Schuster recuperó ayer su habitual dibujo, con Ettien en la banda derecha. El Levante mantuvo su gusto por el juego, si por esto se entiende el empeño en elaborar la jugada y evitar los pelotazos. Enfrente tuvo a un Getafe muy metido en la faena, dispuesto a sacar algo del Ciutat de València. Un punto más tosco, el Getafe dejó que los locales se adueñaran de la pelota para morder en cuanto ésta caía en las botas de Rivera, el organizador levantinista. El conjunto de Sánchez Flores optó por un fútbol menos elaborado pero más directo: trató de sacar fruto de sus contragolpes y sobre todo de las jugadas a balón parado: al cuarto de hora, un remate de cabeza de Belenguer pasó a un palmo del palo; y 15 minutos más tarde, Yordi estrelló la pelota en el poste con otro testarazo.

El Levante no inquietó de veras la portería rival hasta que entró Reggi a falta de 20 minutos. Fue entonces cuando Sánchez Broto pasó algún apuro después de una tarde plácida. El atacante argentino del equipo azulgrana se plantó solo ante el meta del Getafe, pero su tiro con la zurda salió muy desviado. Fue la mejor ocasión de un Levante que tuvo mucho gusto pero al que faltó pegada.