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Síntomas compatibles

Juan Ignacio Crespo

Los fondos de renta variable y los que invierten en activos denominados en dólares son los que experimentaron mayores cambios de rentabilidad durante el mes de noviembre. Y si los primeros se vieron intensamente favorecidos por la subida de las bolsas, no puede decirse lo mismo de los segundos, al menos cuando su rendimiento se calcula en euros.

Y es que el euro ha experimentado en el último mes una apreciación de casi el 4% frente al dólar. Quizá esa apreciación no parezca excesiva, pero el movimiento alcista de la moneda europea frente a la norteamericana desde el mes de mayo (momento en que este último alcanzó su máxima fortaleza en 2004) ha sido bastante más impresionante: el 13%. Con todo y con eso, la apreciación del euro frente al dólar para el conjunto de 2004 es en estos momentos del 5,5%, cifra que palidece al compararla con el 18% de 2002 y el 20% de 2003.

Bolsas y divisas

A veces se intenta encontrar una relación de causalidad entre la evolución de la divisa y la de las bolsas. En algunos casos, como en España a lo largo de los años noventa, se ha hecho popular el relacionar la subida de las bolsas con la debilidad de la moneda. Parecía una relación establecida: la subida del dólar abarataba la compra de valores españoles por parte de inversores extranjeros. Sin embargo, como han probado los acontecimientos posteriores, tanto las subidas como las bajadas de Bolsa son compatibles con cualquier movimiento que experimenten las divisas. Un claro ejemplo de ello ha podido constatarse a lo largo de los tres últimos años, pues, en 2002, a la vez que las bolsas experimentaban fuertes caídas, el dólar iniciaba una depreciación acelerada. En 2003 y 2004, en que ha continuado la depreciación del dólar, las bolsas han disfrutado, en cambio, de sendas revalorizaciones, en el primer caso más que apreciables.

Y es que en noviembre la revalorización de las bolsas ha sido llamativa. Sobre todo en España, donde los fondos de renta variable nacional han acumulado una rentabilidad promedio de 3,23%. Todo ello gracias a que el Ibex 35 ha subido en el mes un 3,26%. Lo curioso es que, en una situación en la que los fondos de renta variable experimentaban una tan fuerte revalorización, algo parecido le sucedía a los fondos de renta fija europea, que, tan sólo en el último mes, acumulaban un 0,5% de rentabilidad.

Ambos síntomas, propio el primero de una economía que aumenta el ritmo al que crece, y manifestación, el segundo, de una situación de estancamiento, hacen que todo esté resultando paradójico. Y más si se tiene en cuenta que, mientras los fondos de renta fija en euros crecen en rentabilidad a un ritmo medio acumulado anual del 3%, los que realizan la inversión en renta fija en dólares se están comportando de manera más floja: un 2% en dólares.

La divergencia refleja un fenómeno que viene produciéndose desde finales de octubre y que no tiene fácil explicación, si es que la tiene: el Gobierno español, y con él los demás gobiernos de la eurozona, está pagando en este momento por sus emisiones de deuda pública un tipo de interés que está un 0,63% por debajo del que paga el Gobierno de Estados Unidos. Las interpretaciones del fenómeno se solapan, a la vez que apuntan en diferentes direcciones: o bien el ritmo al que crece la deuda pública norteamericana en circulación empieza a considerarse excesivo por parte de los que la compran, que preferirían así adquirir activos alternativos, como la deuda pública europea; o bien la apuesta por la revalorización del euro frente al dólar está provocando que todo lo que esté denominado en la moneda europea goce en este momento de mayor atractivo; o, finalmente, y ésta sería la peor de las hipótesis, lo que esa evolución dispareja está traduciendo es el proceso de crecimiento anémico de las dos principales economías europeas.

Metales preciosos

Lo cierto es que los fondos de renta fija en euros, que estaban condenados, aparentemente, a pasar un difícil año 2004, se están viendo fuertemente remunerados por ese maná que ha producido el desacoplamiento transitorio del mercado norteamericano de renta fija.

Noviembre permitió asistir también a la recuperación de la rentabilidad (7% en dólares en el mes) de los fondos sectoriales que invierten en valores relacionados con la explotación de metales preciosos, ya que, de manera simultánea con la depreciación del dólar, se produjo una fuerte subida en el precio del oro (la onza pasó de 428 a 453 dólares). La coincidencia de ambos movimientos, que evoca los tiempos del patrón oro, se ha venido produciendo con precisión desde hace tres años. En otros momentos el pas de deux no ha sido tan armonioso.

Juan Ignacio Crespo es director general de Finanduero.

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