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Reportaje:Copa Davis 2004 | ESPAÑA, A UN PUNTO DE SU SEGUNDA ENSALADERA

El gran disgusto de Ferrero

El valenciano no encajó bien ser sustituido por Nadal en los partidos individuales y aceptó con muchas dudas jugar el de dobles

Le costó recuperarse del disgusto. Porque, sí, sufrió un gran disgusto cuando se enteró de que el G-3 le había descartado de los partidos individuales del viernes. Juan Carlos Ferrero lo encajó mal. Es un gran campeón, un tenista que ha ganado el torneo de Roland Garros, que ha sido número uno del mundo, que ha disputado las finales del Open de Estados Unidos y del Masters..., y le dolió estar en su tercera final de la Copa Davis y no defender sus puntos lógicos, los de individuales. "Creo que lo que más le molestó fue enterarse a última hora, sólo unas cuantas horas antes del sorteo del jueves", explica Antonio Martínez Cascales, su entrenador.

La suya está siendo una situación kafkiana. Llegó mal a Sevilla y los capitanes empezaron a plantear sus dudas. "No le vemos suficientemente bien", le dijeron a Cascales. Pero el técnico valenciano seguía teniendo una confianza absoluta en su pupilo: "Esperad un poco. Estará a tope". La cuestión es que, cuando llegó el miércoles, Ferrero y Cascales consideraban que la evolución había sido más que correcta y que su nivel estaba ya por encima del 80%. "Estoy para jugar", dijo Juan Carlos. "Creemos que Rafael Nadal está en mejor forma", decidieron los capitanes. Y así se lo comunicaron a Cascales a última hora. "Ya es tarde. Se lo diré mañana", les respondió éste, evidentemente dolido.

"Le costó asumirlo. Y sufrió aún más al ver al día siguiente los periódicos", explica Cascales, su entrenador
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Así que la decisión del G-3 de agotar hasta el último día para comprobar si Ferrero se había recuperado de la ampolla de su mano derecha y estaba en el mejor tono de su juego acabó constituyendo un error para el entorno y para el propio jugador. "Le costó asumirlo", reconoce Cascales; "y sufrió más aún cuando al día siguiente todos los periódicos abrieron con la noticia de su sustitución por Nadal para los individuales".

Mientras Nadal jugó el partido contra Andy Roddick, Ferrero estuvo en la grada la mayor parte del tiempo y aplaudió incluso algunas jugadas, pero daba la sensación de estar un poco ausente. Su actitud y la de su gente tal vez no fue la más positiva. Ellos valoraban lo mucho que ha dado al tenis español y esperaban una respuesta más acorde en los momentos difíciles.

Pero el G-3 no podía andarse por las ramas. "Buscamos siempre lo mejor para el equipo. Y pretendemos que todo se haga con la máxima cordialidad", afirmó Jordi Arrese, el responsable que se sienta en el banquillo. En esta ocasión, sin embargo, la cordialidad llegó a perderse. No abiertamente, es cierto. Pero el ambiente interno del equipo acusó los efectos de su decisión.

Fue muy distinto de 2000, cuando Àlex Corretja, entonces también número uno del equipo español, tuvo que ceder su plaza a un joven Ferrero, que acabó convirtiéndose en el héroe de la eliminatoria con sus triunfos sobre Lleyton Hewitt y Patrick Rafter, una situación paralela a la ocurrida estos días entre Nadal y el valenciano. "Creo en los capitanes -entonces el G-4- y estoy convencido de que están haciendo lo mejor para el equipo", fue la respuesta de Corretja cuando le dijeron que no jugaría el primer día, en Barcelona, contra Australia y que le reservaban para el doble y para el punto decisivo de la tercera jornada.

Sin embargo, las circunstancias que envolvieron aquella decisión fueron sustancialmente distintas a las de Sevilla. Corretja llegó al Palau Sant Jordi tras haber derrotado a Hewitt en el Masters, en un excelente presagio. Pero aquella misma semana su entrenador y capitán español, Javier Duarte, ya le estuvo preparando mentalmente para encajar una decisión tan costosa. Y, además, los jugadores y sus entrenadores se habían comprometido con el G-4 en aquella cruzada, lo que ahora no ocurre. Corretja ganó el punto de dobles junto a Joan Balcells y no llegó a disputar ningún individual.

Ferrero aceptó ayer a regañadientes disputar el doble junto a Tommy Robredo. "Le planteamos que Nadal había tenido calambres y que necesitaba una jornada de descanso. Nos parecía que, físicamente, era mejor que no disputara el doble para así poder contar también con él para el quinto punto en caso necesario", relató un miembro del G-3; "al principio, le costó entender lo que le estábamos pidiendo. Pero, al final, salimos todos de la sala con una sonrisa en los labios". La opción de Ferrero y Robredo era la más lógica si Nadal no podía jugar. Entre 2002 y 2003 habían disputado juntos 15 partidos del circuito y alcanzaron los cuartos de final en Rotterdam y Montecarlo.

"¿Sabéis dónde me metéis?", les dijo Ferrero a los capitanes; "he jugado muy pocos dobles en los últimos tiempos y desde el Godó del año pasado no juego con Robredo. Además, jugamos contra la mejor pareja del mundo. Puede pasar de todo". "Sal a la pista y juega como tú sabes. No te exigiremos más. Y puede que participes en el punto decisivo", le respondieron. Ferrero pudo de esta forma saltar ayer a la cancha en la final. Pero no ganó el punto decisivo.

Juan Carlos Ferrero, abatido.
Juan Carlos Ferrero, abatido.PÉREZ CABO

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