Los comunistas portugueses eligen a un ortodoxo como nuevo líder
Jerónimo de Sousa, de 57 años, lector de Goethe y fan de los Beatles, es desde ayer el nuevo secretario general del Partido Comunista Portugués (PCP). Oficialmente, es operario metalúrgico desde los 14 años, pero ha pasado más tiempo en el Parlamento que en la fábrica. Representante del sector más ortodoxo del PCP, reiteró ayer, al final del congreso que le eligió, la orientación marxista-leninista del partido y su naturaleza de "partido de la clase obrera": "La lucha de clases sigue siendo la gran cuestión de la lucha contemporánea", dijo.
Jerónimo de Sousa sustituye a Carlos Carvalhas, el líder de los últimos 12 años. El partido, que fue la principal referencia política en la lucha contra la dictadura que acabó en 1974, ha perdido mucho de su capital político y de su influencia en los últimos años, insistiendo en atrincherarse en un discurso ortodoxo que poco dice a las nuevas generaciones y que tiene difícil adaptación a la realidad de una sociedad democrática y globalizada. En 1979, el PCP tenía 47 diputados y el 19% de los votos. En las últimas legislativas de 2002 consiguió 12 diputados y el 7%.
En los últimos años, centenares de militantes han abandonado el PCP y los intentos de renovación del partido han sido sucesivamente abortados por la dirección. Varias figuras históricas han sido incluso expulsadas por divergencias con el Comité Central o por denunciar la lenta agonía del partido.
La elección de De Sousa asegura la continuidad y demuestra el poder que sigue teniendo el cunhalismo, el ala que tiene como referencia a Álvaro Cunhal, el histórico líder comunista portugués, de 91 años. Cunhal tiene hoy graves problemas de salud y no aparece en público desde hace años, pero sigue siendo miembro de la dirección y aún es escuchado en cuestiones importantes.
El discurso del PCP le ha alejado también del poder, impidiéndole hacer coaliciones con el Partido Socialista (PS). Ayer, Jerónimo de Sousa dijo que el partido está disponible para aliarse a las "fuerzas de la oposición" para "acabar con el Gobierno de derechas", pero afirmó que antes el PS tendrá que cambiar y ser "un verdadero partido de izquierda". El espacio que el PCP ha ido dejando libre ha sido ocupado por la coalición Bloco de Esquerda (BE), de ideología radical, pero mucho más pragmática.
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