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Reportaje:FÓRMULA 1

"Me veo vestido de rojo y me impresiona"

Tras una semana como piloto probador de Ferrari, Marc Gené se muestra exultante y asegura que Williams se equivocó al no hacerle piloto oficial

Marc Gené andaba estos días por el Circuit de Catalunya como un niño con zapatos nuevos. Más hinchado que nunca, más solicitado que nunca, más rojo que nunca. Aunque sea de Michael Schumacher y se haya empapado unos cuantos litros de champaña, el mono rojo le sienta de maravilla. Le ha tenido que hacer algún apaño -recortar un poco de aquí y de allá, cambiar la bandera alemana por la española, bordar su nombre...-, pero nadie lo diría. Es como si lo hubiera vestido toda la vida. De hecho, escuchándolo, se diría que su historia con Ferrari no tiene días, sino años. "Ya me he olvidado de que era piloto de BMW Williams. Aquí me encuentro mejor", dice con una sonrisa más que elocuente; "desde el primer momento, me han hecho sentir como en casa, bienvenido".

"Yo soy el mismo que era la semana pasada, pero ahora parece que soy mejor"
De la Rosa: "Williams ha cometido un error dejando escapar tanta información a Ferrari"

Tan bienvenido que, estos días y en ausencia del jefe Schumi, todos en Ferrari están pendientes de él. Lo están los mecánicos, lo están los ingenieros, lo está Regine, la responsable de prensa, que, con una sonrisa, pero sin perder el hermetismo que caracteriza a la marca italiana, trata de dar vidilla a las decenas de periodistas que, de repente, se interesan por Gené. Es la estrella de Montmeló, incluso por encima del colombiano Juan Pablo Montoya, que también anda por aquí probando su McLaren junto a Pedro Martínez de la Rosa.

Sin embargo, todos buscan a Gené. Todos quieren saber de su meteórico fichaje por Ferrari. Cómo y por qué sucedió. Cómo ha cambiado su mundo, ahora que forma parte del mítico universo rojo. "Es más especial de lo que se pueda pensar", repite por enésima vez; "no sólo por el color rojo, sino por la forma en la que te ve la gente, porque yo soy el mismo piloto que era la semana pasada, pero ahora parece que soy mejor".

Y tiene razón. Entusiasmados, los aficionados que antes apenas se fijaban en él escudriñan ahora entre los impresionantes camiones rojos en busca de la imagen de un Gené que, a sus 30 años, ha visto "un sueño cumplido". Cuando, a mediodía, hace una parada para comer algo rápido y atender a los periodistas -Ferrari controla ahora todos los contactos que el catalán mantiene con la prensa-, primero ha de franquear la barrera humana que le espera para cazar un autógrafo, una foto o ambas cosas. "¡Nunca había firmado tantos autógrafos como estos días y todo es por el color. Es increíble y, al tiempo, fantástico que Ferrari tenga este tirón en todo el mundo!", dice.

El rojo, ese sinónimo de triunfo en la fórmula 1, no sólo atrae e impresiona a los aficionados. También a Gené, que, cuando se mira, aún no se lo cree. "Lo digo de verdad. Cuando me veo en fotos vestido de rojo, me impresiona más que cuando estoy rodando", asegura.

Sobre el asfalto, en el bólido, la cosa pierde cierta espectacularidad. Dice Gené que sí, que el coche está muy bien, que seguramente es el más fácil de conducir del mundo, pero que cuando está en la pista ni siquiera se entera. "Cuando conduzco, no pienso si estoy en un Ferrari o en un Williams. La conducción en sí no es diferente", comenta pese a que, junto con BAR, Ferrari es la única escudería que ya en Montmeló ha rodado con la configuración de 2005. Y eso significa que el coche es más lento -si es que tal adjetivo se puede aplicar a máquinas que superan los 300 km/h-, que va entre uno y dos segundos por encima de los demás, que le obliga a frenar antes en las curvas. "En configuración de 2005, el coche es más difícil de conducir", asegura Gené, consciente de que aún tiene un largo trabajo por delante, ya que Ferrari no piensa estrenarlo en Australia, en la apertura del Campeonato del Mundo. "Aun así", aclara Gené, "los registros que estamos consiguiendo son mejores de lo que esperábamos".

Seguramente porque, en su obsesión por sumar un nuevo título, Ferrari y Bridgestone ya se han puesto a trabajar de lo lindo en los nuevos neumáticos, pieza clave, según Michael Schumacher, en el pasado Mundial y aún más en el próximo, ya que los pilotos dispondrán de un único juego para cada gran premio. Eso significa que los constructores exprimen la tecnología para crear gomas capaces de resistir 400 kilómetros sin ningún cambio. "Los neumáticos serán muy importantes porque es muy difícil hacer tantos kilómetros con un neumático bueno. El constructor que lo acierte tendrá una gran ventaja, ya que el agarre será una de las claves, por encima del motor o de la economía del coche", apunta Gené, consciente de que ésa será una de sus principales misiones.

Entre otras cosas, para eso, para probar neumáticos, lo fichó la escudería italiana después de asegurarse de la gran experiencia que atesora. "Saben que he hecho muchos tests y que tengo mucha experiencia en decir cómo van los neumáticos. Estoy acostumbrado a hacer long run y mi feed-back es bastante bueno", apunta Gené al tiempo que asegura que Bridgestone aún no le ha interrogado "demasiado". Pero sabe que lo hará. Que, como dice De la Rosa, "lo sentarán en una silla eléctrica y lo interrogarán" sobre el motor BMW y sobre las gomas Michelin, que ya pudo probar en los primeros estadios de la configuración de 2005. Es lo que sucede siempre que un piloto cambia de escudería, y más si se marcha al gran rival. Quizá sea en Maranello, ese lugar mítico al que Gené espera acudir una vez concluyan las nuevas pruebas en el circuito de Jerez.

"Creo que Williams ha cometido un error dejando escapar tanta información a Ferrari", abunda el probador de McLaren. También Gené cree que los de Williams "se equivocaron": "Creo que no hice un mal trabajo y que me merecía ser piloto oficial". Pero en sus palabras ya no hay resentimiento. Ahora, cada vez que se pone al volante, un cavallino rampante "supergrande" se le aparece para luego esfumarse. Y eso, como dice él, "es muy bonito".

SCIAMMARELLA

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