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Columna
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La alternativa

La organización andaluza de IU, con el impronunciable nombre IU-LV-CA, tiene en sus manos el futuro de la coalición. La fuerza numérica de su afiliación, engrosada por años de peleas, le permite resolver el futuro de Llamazares y de toda la organización federal. El resultado de las últimas elecciones cometió la injusticia de dejar fuera del Parlamento a gente competente como el buen diputado que ha sido Felipe Alcaraz y al coordinador regional Diego Valderas y dentro de él a un indocumentado como Antonio Romero. En cambio, la despedida de Rejón y su absurdo comportamiento han llevado al olvido a este dirigente lleno de fatuidad y soberbia.

De lo que no nos libramos ni a tiros es de las regañinas de Julio Anguita desde su retiro cordobés. No ha perdido su tono joseantoniano y gruñón. El café y el dominó con Aznar le deben haber conducido a esta situación. Para colmo, los críticos de IU en Andalucía no cejan en su empeño. Lo que nació como una alianza de moderados y radicales contra Alcaraz y sus seguidores se ha convertido en un grupo de diletantes con gente del tipo del alcalde de Marinaleda, muy a la izquierda de todos pero instalado en el confort de la profesionalidad política desde hace 25 años.

Parece que la dirección andaluza pretende catapultar a Felipe Alcaraz a la coordinación general, me imagino que para continuar la estrategia llevada a cabo hasta ahora, de la que el dirigente andaluz ha sido parte activa. De manera paradójica el momento de mayor influencia política de IU en su historia coincide con unos pésimos resultados. Si sabe administrar con prudencia y eficacia su incidencia sobre las políticas del Gobierno puede conseguir una mejoría. Si vuelve al sorpasso, a las purgas y a las dos orillas, seguirá en caída libre. Mientras tanto, debería resolver de una vez por todas la disolución del PCE en IU, la adopción de un programa moderno y la articulación de su relación con sindicatos, ONG, fuerzas progresistas de las diferentes nacionalidades y, por supuesto, con el Partido Socialista, además de iniciar un cambio generacional. Es posible que todo ello le haga recuperar a parte de sus votantes e incorporar a otros nuevos. Quizás la alcaldesa de Córdoba, Rosa Aguilar, sea hoy la mejor opción en toda la organización federal de Izquierda Unida.

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