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Reportaje:

Libros y mejillones

El techo de la biblioteca pública de Marbella presenta filtraciones de agua de las pescaderías del Mercado Municipal

MEME DEL RIO,

Siempre se ha dicho que la gastronomía forma parte de la cultura. Este hecho adquiere un curioso significado en Marbella, municipio en el que la única biblioteca pública del casco urbano se encuentra situada en los bajos del nuevo Mercado Municipal. La deficiente impermeabilización del edificio provoca en el local, que se inauguró hace año y medio, filtraciones diarias de agua procedentes de las pescaderías de la planta superior. Un problema que el Ayuntamiento achaca al mal uso de los desagües y para el que dice buscar una solución.

Lo cierto es que lo primero que sorprende al usuario de la Biblioteca Camilo José Cela son los numerosos cubos, estratégicamente colocados entre las estanterías y junto a las columnas. Pese a la ausencia total de lluvia, el techo muestra evidentes desperfectos producidos por goteras, que en este caso se deben no a la climatología sino al agua utilizada para limpiar el Mercado de Abastos, ubicado en la planta de arriba. Ello ha provocado no pocas protestas de alumnos, amén que otras situaciones surrealistas, como "que una señora entre a preguntar a voces dónde se vende el pescado o que los encargados de mantenimiento crucen la sala de lectura", explica Fernado Aguilar, estudiante de Derecho y asiduo a la biblioteca.

La pitonisa Aramís Fuster ha donado 600 ejemplares de su biblioteca particular

La situación no es nueva y, según algunos estudiantes, cada vez que se tapa una gotera surge otra nueva. El propio concejal de Obras, Vicente Manciles, admite que en ocasiones "huele a pescado", aunque asegura que se debe a un uso "fuera de lo normal" de los desagües por parte de las pescaderías. "¿O es que tiras tú la bolsa de mejillones en los desagües?", pregunta el edil. Según Manciles, el Ayuntamiento está valorando el problema y estudia levantar el suelo del mercado para proceder a impermeabilizar el local. El edificio, al que se trasladó la biblioteca en mayo de 2003, fue una de las obras inauguradas por Jesús Gil a la carrera antes de las pasadas elecciones municipales.

Pero los olores y las goteras no son el único problema de la principal biblioteca de Marbella, una ciudad en la que existen 13 institutos, 20 colegios y en torno a las 24.000 plazas escolares. Las protestas se centran en el "corto" horario de apertura (de 10.15 a 13.15 y de 16.45 a 19.45) y en la ausencia de luz en las lámparas de los pupitres, algo natural ya que carecen del necesario fluorescente para este fin. "En época de feria (junio) y en agosto sólo abre por las mañanas", se lamenta Aguilar, que recuerda que los exámenes son en junio y septiembre.

Hace un año un grupo de alumnos consiguió que se instalase aire acondicionado tras protestar en el Ayuntamiento. Otra de las quejas se refiere a los insuficientes fondos documentales, que se han enriquecido en los últimos tiempos gracias a las colecciones de algunos periódicos nacionales. Lo cierto es que son visibles los huecos en las estanterías, donde se dedica más espacio a Agatha Christie que a cualquier escritor español, a excepción por supuesto de Camilo José Cela, que da su nombre a la sala. "Es inadmisible que no se hayan hecho convenios de colaboración para que las carencias de las instalaciones se puedan suplir con los institutos", dice Baldomero León, jefe del Departamento de Actividades Culturales del Instituto Guadalpín.

Algunos de los famosos del municipio han aportado su granito de arena, como la pitonisa Aramís Fuster, que ha donado recientemente 600 ejemplares de su biblioteca particular, además de sus obras completas, entre las que figuran La bruja, Las cartas de la felicidad y El secreto de Afrodita. Aunque no ha sido posible recabar la opinión del concejal de Cultura, desde la delegación se insiste en que el Ayuntamiento destina mensualmente una partida para la compra de libros y volúmenes solicitados por los estudiantes y que están estudiando ampliar el horario.

Pero no todo es negativo. La sala, amplia y bien iluminada, cuenta con ocho puntos de ordenador y con un mobiliario nuevo. Además, existen otras tres pequeñas bibliotecas en las tenencias de alcaldía de Nueva Andalucía y Las Chapas y en la pedanía de San Pedro Alcántara. Está ultima, situada en el solar que ocupara el antiguo matadero municipal, está también pendiente de su traslado a la tenencia de alcaldía, que por una curiosa coincidencia se ha visto retrasado por problemas de humedad.

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