_
_
_
_
Crónica:FÚTBOL | 12ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Cúper anula al Zaragoza de Savio

El Mallorca rentabiliza un gol ante un rival generoso en el esfuerzo y poco lúcido al ataque

Jordi Quixano

Sabedor de su superioridad, no se escondió en momento alguno y revitalizó, como tantas veces, un partido que estaba predestinado al bostezo general. Elegante en sus movimientos, trabajador hasta la extenuación y tácticamente espléndido, Savio trató de resucitar a un Zaragoza carente de ideas. Todos sus compañeros, conscientes de la falta de pegada ofensiva, buscaban con reiteración su banda, la izquierda, el único foco ofensivo aragonés en el día de ayer. Centró, buscó fortuna con tímidos disparos, mareó a Cortés, el lateral derecho rival, y arrancó con asiduidad los aplausos del público. Pero las patadas bermellonas fueron el bálsamo idóneo para soliviantar su presencia. Y lo logró el cuadro balear, pues, aunque Savio no lo dejó de intentar, el Mallorca, gracias a su defensa numantina y al tanto de Luis García, evitó que Westerveld recogiera de su portería la pelota amarilla.

ZARAGOZA 0 - MALLORCA 1

Zaragoza: Luis García; Poncio (Cuartero, m. 85), Milito, Álvaro, Toledo; Movilla, Zapater (García Granero, m. 77); Cani, Galletti (Óscar, m. 70), Savio; y Javi Moreno.

Mallorca: Westerveld; Cortés, Ramis, Fernando Niño, Poli; Farinós, Pereyra, Jorge López (Campano, m. 86), Arango (Tuni, m. 66); Perera (Marcos, m. 75) y Luis García.

Gol: 0-1. M. 20. Luis García recibe un pase de Perera en la frontal del área chica y, de caño, bate al meta zaragocista.

Árbitro: Pérez Burrull. Amonestó a Álvaro, Zapater, Poli, Jorge López, Luis García y Perera.

Unos 30.000 espectadores.

Pero, a pesar de la garra del cuadro blanquillo, de su infatigable trabajo, la columna vertebral no coordinó la presión defensiva. Principalmente, porque el lesionado Villa, el ariete por decreto, siempre hace válida esa sentencia futbolística de que el delantero es el primer defensa. Todos los compañeros, los que ven su espalda, presionan al unísono bajo sus directrices. Sin embargo, ayer no jugó y los de Víctor Muñoz, empecinados en remontar con demasiada inquietud la adversidad del resultado, descuidaron lo más importante: la construcción del juego para abrir espacios en la zaga contraria. Mérito de Héctor Cúper, que vivió el partido al límite, con pasión e intensidad. Se quedó sin comprobar si el banquillo asignado era confortable -no se sentó en todo el encuentro-, gesticuló, gritó y, en ciertos instantes, se exasperó. Hasta que dos caños precedieron al gol de su equipo. El de Perera a Milito, primero, y el de Luis García a su tocayo en nombre y apellido, el guardameta zaragocista, después. Un tanto que plasmó la idea táctica del argentino: contención absoluta de la zaga -los laterales nunca pasaron la divisoria-, presión a partir del medio del campo y un contragolpe rápido, incisivo y, sobre todo, vertical. Un tanto que facilitó, así, la continuidad de su planteamiento táctico.

El sistema de Cúper anuló el juego maño. Así, Cani sólo se llevó silbidos, Javi Moreno estuvo ausente en todo momento y Galletti no encontró su sitio. Ni siquiera cuando Víctor Muñoz decidió, en la segunda parte, disponer a sus interiores en la banda opuesta a su pie de ejecución. No obstante, el experimento duró escasamente un cuarto de hora. Y es que el Zaragoza, aunque su afición animara con dedicación, aunque Zapater buscara con insistencia pero con falta de referente el pase vertical, aunque Savio lo intentara, perdió ayer su primer partido en casa contra un equipo con sello, el de Cúper, por mucho que se presentara en La Romareda como colista. Puede que la figura del técnico agentino sea controvertida, pero nadie discute su capacidad para optimizar los recursos y armar un buen equipo aunque sea desde el último puesto.

Savio cabecea pese a la oposición de Farinós.
Savio cabecea pese a la oposición de Farinós.EFE

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_