El festival de cine onubense concede el Premio Ciudad de Huelva a la actriz Norma Aleandro

El Festival de Cine Iberoamericano de Huelva rindió ayer homenaje a la actriz argentina Norma Aleandro con la entrega del Premio Ciudad de Huelva. Al homenaje acudieron los actores Guillermo Toledo y Ángela Molina y se proyectó la película 100 veces no debo, uno de los filmes en los que ha participado Norma Aleandro. La actriz, antes del homenaje, expresó su satisfacción por el reconocimiento y alabó el festival onubense por brindar, durante 30 años, "el lugar que no tenía la cinematografía de América por problemas políticos y económicos".

El periodista Javier Tolentino presentó ayer el libro titulado Julieta en el País de las Maravillas. Una conversación con Norma Aleandro, editado por Ocho y Medio, Libros de Cine.

Norma Aleandro, protagonista de El hijo de la novia y Cleopatra, expresó ayer su pasión por la comedia: "Me gusta variar, pero creo que, en el fondo, he nacido para payaso. Me gusta interpretar papeles cómicos hasta el extremo, aunque tampoco dejaría de hacer otros dramáticos o de tragedia. Reconozco que no aguanto mucho tiempo en el drama, sin embargo, me llevaría toda la vida haciendo comedia", afirmó. La actriz representa ahora la comedia teatral Mi querido embustero junto con Sergio Renán.

Norma Aleandro diferenció en su trayectoria artística entre "el placer de hacer una película" y "el placer de haberla hecho". La actriz afirmó que tiene el placer de haber trabajado en La historia oficial porque, cuando la rodó, le invadía el miedo, dado el conflictivo momento político que atravesaba Argentina. "Recuerdo que salía de casa al rodaje muerta de miedo. Tuvimos que terminarla antes de lo previsto porque surgieron amenazas. No pude disfrutar del rodaje ni de mi personaje. Hoy estoy orgullosa de ello, me llena de alegría haberme atrevido a hacer esa película, incluso en esas circunstancias tan adversas", comentó.

El festival onubense continúo ayer con la presentación de las películas Paloma de papel, de Perú, y la argentina Buenos Aires 100 km, en la sección a concurso.

Paloma de papel narra la historia de un niño víctima de la violencia terrorista d en la década de los ochenta. El director de la cinta, Frabrizio Aguilar, aborda esta película, su ópera prima, desde la mirada de miedo de un niño de 10 años que vive estos episodios que marcan su vida. Aguilar afirmó que, aunque "las matanzas populares acabaron cuando el Gobierno capturó a los cabecillas de Sendero Luminoso en 1992, es un tema que preocupa en la actualidad a la sociedad peruana". Este director reflejó con esta anécdota, surgida durante el rodaje, hasta qué punto este problema no está olvidado en este país: "La población de la zona donde filmábamos estaba recelosa de quiénes éramos y de qué hacíamos allí. Un día, después del rodaje, dejamos las pintadas en las paredes en las que se leía viva la revolución, viva el marxismo y el leninismo. Al día siguiente nos lanzaron piedras en la furgoneta porque pensaban que éramos terroristas. La sensación se palpa aún en cualquier parte y nadie quiere que regrese ese tipo de violencia".

Por su parte, la cinta Buenos Aires 100 km, del director argentino Pablo Meza, profundiza en la vida de un pueblo alejado 100 kilómetros de esta ciudad y relata, a través de la vida de unos adolescentes, cómo son sus costumbres, sus mentiras, sus secretos e ideosincracia. Pablo Meza obtuvo el premio al Mejór Guión Inédito en el festival internacional de la Habana, lo que supuso una motivación para emprender esta película, su primer largometraje.