Schlöndorf aboga por la dignidad en su película 'El noveno día'

El director alemán Volker Schlöndorf, conocido internacionalmente desde que en 1979 obtuvo el Oscar a la Mejor Película Extranjera y la Palma de Oro en Cannes por El tambor de hojalata, clausuró ayer el Sevilla Festival de Cine con la proyección de Der neunte tag (El noveno día), una historia sobre un cura durante el régimen nazi que se estrenó en Alemania el pasado jueves y que en Sevilla se proyectó fuera de concurso.

"La película no trata de la Iglesia y de los nazis, sino de la integridad y del respeto a sí mismo de una sola persona. Un cura que se da cuenta que tiene algo a lo que sujetarse para estar contra todos y no renuncia a ello. Eso para mi es la definición de la dignidad humana", explicó ayer en Sevilla Schlöndorf, un realizador vinculado a la Nouvelle Vague y famoso por sus adaptaciones literarias como Un amor de Swan (1984) o La leyenda de Rita (2000).

El noveno día, protagonizada por Ulrich Matthes, August Diehl y Bibiana Beglau, es la historia de un abad que está en el campo de concentración de Dachau y la Gestapo lo envía de vuelta a Luxemburgo. Pero no se trata del perdón, sino de una misión por la que en nueve días tiene que convencer al obispo de Luxemburgo de que colabore con los ocupante nazis. Ahí empieza la lucha que el cura mantiene consigo mismo, el pulso entre su conciencia y el horror de volver a Dachau.

Inspiración jesuita

"La inspiración religiosa de esta película nace de los años en los que estudié en un internado jesuita en la Bretaña francesa. Además fue allí donde me animaron a convertirme en director de cine", asegura el director alemán de 65 años.

Schlöndorf alabó el objetivo del Sevilla Festival de Cine: promocionar las producciones europeas en Europa. "En casi todos los países europeos se distribuye un 80% de cine americano y el resto, de producciones nacionales; pero en cada país se ven sólo las suyas. Cuando yo empecé a hacer cine, hace 40 años, existía un mercado unido. Todo el mundo sabía quien era Buñuel, Fellini o Bergman y los actores trabajaban en películas en distintos países. Hoy, sin embargo, tenemos la moneda única; pero las culturas están encerradas entre muros", argumentó el realizador alemán.