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Un estudio señala que el metro, el IBI y el tren son más caros en Barcelona que en Madrid

El informe sostiene que el mayor gasto público abarata el coste de la vida en la capital

Vivir en Madrid puede tener sus ventajas en relación con Barcelona. Numerosos servicios públicos, entre ellos, el metro, Renfe y los teatros, e incluso algunos impuestos, como el IBI, son más caros en la capital catalana que en la española, según un estudio comparativo realizado por Antoni Serra Ramoneda, presidente de Caixa Catalunya, tercera caja española, y catedrático de la Universidad Autónoma de Barcelona. ¿Por qué? Serra dio a entender que es debido a la mayor inversión pública, incluidas las subvenciones, que reciben las infraestructuras madrileñas.

Con el ejercicio comparativo, definido por Serra Ramoneda como un "divertimento", en la conferencia inaugural de la jornada anual del Colegio de Economistas de Cataluña, celebrada el pasado jueves, quiso el presidente de Caixa Catalunya traducir a la vida real, de una manera ingeniosa y sugerente, los resultados del modelo de financiación autonómica, uno de los temas de debate del foro.

"El volumen de los presupuestos debe de tener algo que ver" con el contraste del coste de la vida entre ambas ciudades, ironizó Serra Ramoneda, que proporcionó una sucesión de datos para avalar su tesis.

El primero fue un análisis del coste del agua. ¿Alguien se ha preguntado dónde resulta más económico darse una ducha o fregar los platos empleando la misma cantidad de litros de agua? El presidente de Caixa Catalunya, sí: es más caro en la capital catalana. En Barcelona, ducharse en casa usando 45 litros de agua cuesta 0,0682 euros, y hacerlo en Madrid, 0,0473 euros. La situación se repite cuando se enjuagan los platos a mano (0,0227 euros en Barcelona y 0,0158 en la capital).

Aunque en Barcelona el agua requiere más tratamientos químicos, lo que eleva el coste final, "en Madrid la empresa que gestiona los recursos hidráulicos es pública, y ello también influye", recordó el catedrático.

El abismo puede ser mayor cuando se viaja en transporte público (autobús o metro). Aunque el billete sencillo es ligeramente más barato en Barcelona (1,10 euros) que en Madrid (1,15 euros), las tarjetas de 10 viajes -las más utilizadas- valen 55 céntimos más en la capital catalana. Con un billete, el usuario de transporte público madrileño no sólo puede recorrer muchos más kilómetros que el barcelonés, puesto que en Madrid la red de metro es mucho más extensa que en Barcelona (227 kilómetros, por casi 87), sino que "aquí viajamos más apretados", espetó Serra Ramoneda. El número de viajeros por kilómetro es más elevado en Barcelona (4,2, frente a los 2,6 de Madrid). Asimismo, el número de autobuses es notablemente inferior (en Barcelona, 1.010, y en Madrid, 1.958) y hay menos líneas (104, por 187).

En su ejercicio comparativo, el presidente de Caixa Catalunya también contrasta las tarifas y los tiempos de recorrido de los trenes de cercanías de ambas ciudades en un trayecto similar y llega a la conclusión de que en ir desde el paseo de Gràcia a Vilanova i la Geltrú (38 kilómetros) se tarda 44 minutos y el viaje cuesta 2,75 euros; mientras que en Madrid por un euro uno se sube en Atocha y se apea en Tres Cantos (46 kilómetros) al cabo de 32 minutos.

La inversión de Renfe en las líneas de cercanías de Madrid en los últimos cuatro años (alrededor de 88 millones de euros) es mucho más elevada que la ejecutada en Barcelona (54 millones de euros), siempre según datos aportados por Serra Ramoneda.

Cultura del peaje

Si en lugar de optar por el transporte público se prefiere el taxi, en Madrid la bajada de bandera es más cara (1,55 euros) que en Barcelona (1,20 euros de día y 1,35 por la noche), pero el kilómetro recorrido es más barato en la capital de España que en la de Cataluña, donde además incluye dos suplementos inéditos: maleta (0,85 euros) y perro (un euro). El déficit inversor en infraestructuras viarias en Cataluña se manifiesta comparando una escapada a Guadalajara o Manresa por autopista de peaje. En el primer caso, un trayecto de 62 kilómetros, cuesta 5,85 euros; en el segundo (60 kilómetros), 6,70 euros.

La diferencia de precios no escapa a la cultura. Un balance comparativo de la aportación del Ministerio de Cultura a los presupuestos ordinarios de los grandes equipamientos culturales de Madrid y Barcelona concluye que la diferencia, de 156 millones, va contra Barcelona, mientras que esa cantidad sí se invierte, entre otros, en el Reina Sofía y el Museo del Prado. Y ello condiciona, sostiene Serra, el precio de las entradas, más asequible en los centros subvencionados. El precio medio de una localidad en el Teatre Nacional de Catalunya es de 26,5 euros. En el Centro Dramático vale 18 euros.

Presión fiscal

Determinados impuestos son también más bajos en Madrid que en Barcelona. El impuesto de bienes inmuebles (IBI) por un activo en la Diagonal barcelonesa sale a 6,6 euros por metro cuadrado; en la madrileña calle de Hermosilla, por 1,83. El tipo impositivo es más alto en Barcelona (1,14%) que en Madrid (0,71%), situación extensible a otras figuras tributarias, como el impuesto de actividades económicas (IAE), el de vehículos y las plusvalías.

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