Degradación
El pasado domingo leí una entrevista, que realizó y publicó el diario El Mundo a Javier Arenas. Recomiendo su lectura. No tiene desperdicio. Y no tiene desperdicio en todo aquello que hace referencia a su manera de entender la política. Normalmente se puede decir que, desde siempre, un grupo político hace su programa descansando en ideas.
Es verdad que a veces, en la política de estos últimos tiempos, algunas ideas quedan entre paréntesis. Se justifican por razones de estado, gobernabilidad, etcétera. Forma parte de ese cinismo del que se tiñen los programas. Un comportamiento al que no es ajeno ningún grupo político. Lo tuvo la desaparecida UCD, el PSOE, el PP e IU y se siguen teniendo. Atrás queda la famosa pinza, los acuerdos del PP con partidos nacionalistas durante su primera legislatura y su cascada de indultos a etarras (lectura del BOE); son algunos ejemplos.
Sin embargo, esto, que ha venido siendo así, en el caso de Arenas es distinto. Ha pasado de actos concretos a un comportamiento generalizado. No se trata de que un partido deje algunas ideas al margen. No. Se trata de dejar o poder dejar las ideas y subordinarlas al poder. Esto, sin duda, es degradar un programa político y trasformarlo en un programa de poder. Es pretender el poder por el poder, ignorando y despreciando ideología y pensamiento. No encuentro otra explicación a sus manifestaciones.
Decir que se busca el centro y ocupar este espacio por cualquier persona, cualquiera que sea su ideología, es despreciar la propia ideología. Realizar, como ha hecho, una convocatoria urbi et orbe en este sentido, más de lo mismo. Y decir, como ha dicho, que no ha vuelto a la presidencia del PP andaluz para hacer lo mismo, es buscar la política de resultado. Más cuando busca entre sus compañeros de viaje a quienes, sin pertenecer a la ideología del PP y sí a una bien distinta, se pueden prestar a este vale todo. En fin, no sé si lo conseguirá. Sí, que lo consiga o no, la degradación ha empezado a tomar cuerpo y no ha hecho más que comenzar. Claro que qué se puede esperar de quien es capaz de anudar su vida política a la retirada (sic) de Aznar, olvidarse de su palabra y utilizar el 11-M para justificar su presencia. Por lo visto, a algunos, el 11-M les sirve para todo.
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