Un detalle muy sutil
Shajmati URSS, 1946
Todo aficionado sabe que incluso las posiciones con pocas piezas suelen esconder impresionantes sutilezas. He aquí una de ellas, que además sirve como instructivo ejemplo de uno de los trucos más frecuentes en los finales de partida: el de llegar a una posición clave de manera que le toque jugar al rival. Lo primero que se aprecia es la atadura de la torre de h7 a la defensa del peón en h5: si, por ejemplo, 1 Ta7 seguiría 1... Tg5 y el empate estaría asegurado. Pero la solución de ese problema parece muy sencilla: basta acercar el rey blanco hasta f2 para echar a la torre negra de su privilegiada posición y seguir progresando después con el monarca hasta que la torre de h7 pueda moverse con libertad. Pero hay un pequeño problema: después de 1 Rb2, Th3 2 Rc2, Tg3 3 Rd2, Th3 4 Re2, Tg3 5 Rf2, Th3 les toca jugar a las blancas, y si 6 Rg2, Ta3 7 Tb7, las negras disponen del truco 7... Ta5 8 h6, Tg5+, y tablas garantizadas porque en este tipo de finales el peón de torre no basta para ganar cuando el rey defensor controla la casilla de coronación. Ahora bien, ¿qué pasaría si en la posición crítica, con el rey blanco en f2 y la torre negra en h3, les tocara jugar a las negras? !Pues que la jugada Tg5 ya no sería jaque! Por tanto, la solución comienza con una jugada paradójica: el rey blanco no progresa, para perder un tiempo: 1 Ra2!!, Th3 (la torre negra no puede marcharse: 1... Td3 2 Tb7, Th3 3 Tb5, Rg7 4 Tg5, y las blancas ganarán acercando el rey, ya que el monarca negro no puede ir nunca a h6 por el avance g7) 2 Rb2, Tg3 3 Rc2, Th3 4 Rd2, Tg3 5 Re2, Th3 6 Rf2 (¡misión cumplida!) 6... Ta3 7 Tb7, Ta5 8 h6, y las negras pueden rendirse con toda tranquilidad.
Correspondencia: ajedrez@elpais.es
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