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Crónica:LA CRÓNICA
Crónica
Texto informativo con interpretación

Un sabio en las nubes

Hay que admitir de entrada que la idea es buena: juntar la magia de las pompas de jabón de Pep Bou con las explicaciones científicas de Jorge Wagensberg. El resultado lo confirma, ya que los que tuvieron la fortuna de asistir al debut de esa extraña pareja, hace unos días en Cosmocaixa, abandonaron la sala con la poco habitual sensación de haber asistido a un buen espectáculo y de haber aprendido muchas cosas por el camino. Como dijo Wagensberg al final, "a partir de ahora, se ha acabado lo de jugar en la bañera con el patito de plástico. Las pompas de jabón pueden dar mucho juego".

Pep Bou fue el primero en aparecer en escena, acompañado de sus recipientes de agua con jabón, de sus pipetas de mago y de toda una colección de mesas y artilugios concebidos a mayor gloria, tamaño y duración de las pompas de jabón. Vestía camisa blanca, pantalón negro y su sonrisa habitual; esa que suele exhibir cuando actúa sin perder en ningún momento los nervios. Las pompas, ya se sabe, son una elaboración frágil y efímera que requiere mucha paciencia. Jorge Wagensberg apareció unos segundos después, vestido de negro de arriba abajo, con tirantes también negros, pelo revuelto a lo Einstein y expresión a medio camino entre la de un sabio despistado y la de un actor cómico inglés (Jim Broadbent sin ir más lejos).

En Cosmocaixa se vivió la magia de juntar las pompas de jabón de Pep Bou con las explicaciones científicas de Jorge Wagensberg

"Yo pondré las palabras y Pep Bou las pompas de jabón", advirtió Wagensberg, y a continuación ambos se entregaron a una fascinante experiencia en la que parecían dos genios alquimistas a punto de dar con la piedra filosofal. Hubo pompas a mansalva y éstas se convirtieron en una buena excusa para hablar de la tensión superficial, de las esferas, de las células, de la reproducción, de los planetas y de cualquier cosa que tuviera que ver con la ciencia, que es como decir de todo. A Wagensberg le divirtió comparar las pompas con las células y a partir de ahí encadenó una serie de interesantes explicaciones. "Las células también son esféricas", dijo. "De hecho, la esfera podría ser como el píxel tridimensional y puede decirse que la primera célula nació el día en que a un Pep Bou divino se le ocurrió poner una fina capa entre lo que está fuera y lo que está dentro. Durante millones de años sólo había en el universo células sueltas, pero después se fueron agrupando para crear otras formas vivas".

De vez en cuando, ambos se permitían una concesión cómica que provocaba los aplausos del público. Como cuando Pep Bou curó la vista cansada de Wagensberg colocándole dos pompas de jabón rellenas de humo en los ojos, con lo que acentuó su aire de sabio en las nubes, o como cuando el profesor se quedó sin saber qué decir y Pep Bou le puso una pompa en el pelo como si fuera una idea brillante.

El paso de la forma esférica al hexágono también quedó demostrado a base de ir juntando pompas de jabón, lo que propició el siguiente comentario de Wagensberg: "Las abejas no tienen ni idea de cómo hacer hexágonos. Ellas construyen cilindros, que al apretarse entre ellos originan los hexágonos. Si nos fijamos, en la naturaleza no hay líneas rectas; éstas sólo surgen cuando hay un arquitecto de por medio. Los iglús, por ejemplo, son esféricos". Y mientras Pep Bou construía una pompa cúbica a base de encajonarla entre otras seis pompas, añadió: "Los esquimales no han descubierto la forma cúbica porque no han intentado hacer rascacielos de iglús".

Con el paso de las pompas a la pantalla de agua, las explicaciones científicas aumentaron. "Esto es como un acuario muy estrecho", explicó Wagensberg, "pero sin paredes de cristal, ya que está hecho sólo con agua y jabón". Aprovechó el modelo para mostrar las turbulencias que provocamos los humanos al caminar y comentó: "Parece que no pase nada, pero cuando andamos, miles de pequeños microbios pasan por auténticos tornados por nuestra culpa".

Siempre dispuesto a ir más allá y apoyado por una iluminación adecuada, Pep Bou consiguió llenar de franjas de colores la pared de agua, lo que hizo que el sabio Wagensberg saltara de alegría. "Es fantástico: se ve la física de la turbulencia en colores", exclamó. "Confieso que la primera vez que lo vi se me escapó una lágrima de emoción".

La sesión transcurrió sin problemas. Incluso en el caso de que un experimento fallara, como sucedió una vez, Wagensberg estaba dispuesto a aprovecharlo para dar otra de sus lecciones. "Experimentar es como hacer una pregunta a la naturaleza", dijo. "Pero ésta, que es muy coqueta, no siempre quiere contestar. De todos modos, hay que insistir y cuando por fin el científico acierta es un momento muy especial".

La música ambiental estaba bien escogida, pero hubo un momento en que se echó en falta el típico redoble de tambores que preludia el "más difícil todavía". Y es que hubo números muy osados; por ejemplo cuando, gracias a su habilidad, Pep Bou consiguió hacer temblar el segundo principio de la termodinámica.

En otro momento, asombrado ante lo que intentaba el mago, exclamó Wagensberg entre divertido y asombrado: "Si esto te sale bien habrá que reescribir toda la física". Animado por el éxito de la experiencia, Wagensberg se animó incluso a intentar hacer pompas de jabón, pero no lo consiguió. "Me parece que es mejor Pep Bou explicando física", aceptó resignado. Al final hubo aplausos para todos mientras ambos se abrazaban bajo una pompa de jabón rellena de humo que caía lentamente sobre sus cabezas. Fue la mejor imagen de una actuación con inequívocos toques de magia que, según anunciaron, se repetirá. No hay para menos: la extraña pareja da para mucho.

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