El Madrid abruma a la vieja usanza

El Madrid empieza a parecerse cada vez al antiguo Madrid, al que no se veía durante los últimos años, al que casi siempre arrasaba. El equipo que ha formado Maljkovic ni contemporiza ni se encoge por una derrota más o menos. En Lleida resolvió su octavo compromiso liguero con una frescura tal que no parecía que sólo hubieran transcurrido tres días desde su primer resbalón en la Euroliga. Abrumó al Lleida, le dio tiempo para dosificar fuerzas concediendo minutos a sus jugadores de banquillo y certificó que el equipo leridano ha perdido la hoja de ruta. Desde luego, no es el mismo que había ganado al Real Madrid las tres veces que se habían enfrentado en Barris Nord. No puede serlo, por las bajas de Comas y de Ramos, y por el pobrísimo rendimiento de sus americanos, Alston y Bramlett. Tan mal está la cosa que, a la conclusión del partido, su entrenador Asa Petrovic puso su cargo a disposición de la directiva. "Si el club considera que no estoy capacitado para sacar adelante esta situación estoy dispuesto a irme sin cobrar absolutamente nada", dijo.

El descalabro leridano fue propiciado por el magnífico rendimiento defensivo del Real Madrid, con muchas ayudas, tantas que por momentos no se sabía si su disposición táctica era individual o en zona. Las bajas de Bennett, lesionado, y de Fotsis, que no jugó ni un minuto, quedaron en una mera anécdota. Y que Bullock sumara su tercera falta cuando no se había cumplido el primer cuarto, también. El Madrid iba a todo trapo y varios de sus jugadores menos asiduos se ganaron el jornal, caso de Gélabale, de Stojic, de Bueno y hasta del neófito Axel Hervelle, un belga de 21 años y 2,05 metros, que demostró que su fichaje no fue un capricho de Maljkovic.