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300 personas asisten al sepelio de la joven familia asesinada a puñaladas

La policía sospecha que tras el crimen hay una rivalidad entre clanes

Más de 300 personas se despidieron ayer de la familia asesinada a puñaladas la madrugada del viernes en su domicilio, en el distrito de Moncloa-Aravaca. Los cadáveres de Amalio M. V.; Ada F. F., de 17 años, y la hija de ambos, Nerea, de nueve meses, fueron enterrados en el Cementerio Sur, en Carabanchel, en una misma sepultura. El ambiente entre los familiares y amigos de las víctimas durante todo el sepelio fue de dolor, angustia y tensión. Entre los investigadores del caso cobra fuerza la hipótesis de la venganza entre clanes rivales como desencadenante del triple crimen del barrio de Valdezarza.

La aparente calma, sólo rota con algunos sollozos y murmullos, que reinaba ayer en el Cementerio Sur entre los familiares y amigos de la familia asesinada el pasado viernes no se rompió hasta la llegada de los coches fúnebres. Cuando los tres féretros salieron de los vehículos, los gritos y las muestras de dolor se sucedieron mientras los familiares trataban de abrirse paso entre la multitud hacia la sepultura. Dos personas tuvieron que ser atendidas por sanitarios del Samur por crisis de ansiedad.

Algunos de los congregados volvieron a pedir venganza por las tres muertes, pero, según Pilar Heredia, miembro de la asociación gitana Yerbabuena y candidata a diputada por el PSOE en las últimas elecciones generales, que actuó ayer como portavoz de la familia, esta venganza no se va a producir. "No habrá ley gitana, porque la ley de los gitanos es la misma que la de todos los demás".

Según las primeras pesquisas, tras el triple crimen podría haber una venganza entre dos familias distintas por algún percance anterior. Esta tesis viene reforzada por el ensañamiento que sufrieron las víctimas.

Fuentes de la investigación destacan que resulta "excesivamente extraño" que la pequeña Nerea [érroneamente se le llamó Jessica inicialmente] fuera asesinada de dos puñaladas en el tórax.

El ataúd con los restos de la pequeña Nerea, en el momento de ser trasladado hacia la sepultura.
El ataúd con los restos de la pequeña Nerea, en el momento de ser trasladado hacia la sepultura.CRISTÓBAL MANUEL

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