Fotografía de un instante
Los socialistas andaluces se diagnostican descoordinación seis meses después de formar el nuevo Gobierno
"Están en las nubes", "falta peso", "estamos descuajeringados", "no hay concentración", "falta coordinación", "hay mucho relax". No son comentarios acerca de un galáctico equipo de fútbol, sino expresiones de dirigentes socialistas sobre la foto, al día de hoy, del PSOE y del Gobierno andaluz, seis meses después de que este partido ganara por séptima vez consecutiva las elecciones autonómicas con mayoría absoluta (61 de los 109 escaños) y recuperase, contra pronóstico, el Ejecutivo de la nación tras ocho años de mandato del Partido Popular.
Con el PP de Aznar el PSOE ha sido Rambo en la selva vietnamita, obligado a tensionar todos los días cada uno de sus músculos, cuchillo entre los dientes, para denunciar una situación de acoso que el fallecido Alfredo Pérez Cano comparaba a la del niño castigado a irse a la cama sin cenar un día tras otro. Confrontación, la llama el PP; defensa de los intereses de Andalucía, la adjetiva el PSOE.
"Ahora los objetivos no se radian hasta que se han conseguido, porque hay diálogo"
"Es verdad que es necesario un tiempo de encaje pero hay trabajo político"
Esa etapa es ya pasado. Ahora en Moncloa está José Luis Rodríguez Zapatero; Manuel Chaves, 10 años después de la pinza y de los dos gobiernos de coalición con el PA, no depende de nadie para sacar adelante sus proyectos; y la Junta de Andalucía va a contar cada año hasta 2008 con previsiones presupuestarias acordes con lo razonable para prestar sus servicios. Sin embargo, las voces críticas han empezado a circular en el PSOE por errores que unos califican de simples "deslices" y otros, más rotundos, de "gilipolleces" y "tonterías".
Los llamen como los llamen, los patinazos han tenido que ver, principalmente, con la deuda histórica y la presentación de los presupuestos para 2005 en las provincias. En el primero de los casos, el consejero de la Presidencia, Gaspar Zarrías, anunció que Chaves iba a exigir al Gobierno central la inclusión de la deuda histórica en los Presupuestos Generales del Estado, algo que desmintió el presidente de la Junta días más tarde; y en el segundo, el consejero de Turismo, Paulino Plata, dio unas cifras inexactas e infladas de la inversión en la provincia de Málaga.
La descripción que hacen los propios socialistas detecta un Gobierno sin cochura política por la entrada de seis nuevos consejeros -algunos con ataques de pánico cuando van al Parlamento-, los cuales aún no han cubierto el vacío dejado por Alfonso Perales, Magdalena Álvarez, Carmen Calvo y Carmen Hermosín. También echan en falta el "despunte" de las consejerías de Innovación y de Igualdad, llamadas a ser un escaparate potente del Ejecutivo, una falta de foco que atribuyen a que sus responsables, Francisco Vallejo y Micaela Navarro, aún están haciéndose con departamentos de nueva creación.
Describen también un grupo parlamentario, renovado en un 59%, que ha sufrido una crisis profunda por el cambio de su portavoz en los últimos 10 años, José Caballos; y una dirección del partido igualmente bisoña -de los 32 miembros de la ejecutiva regional, 25 son nuevos y 10 de ellos nacieron después de 1965-, en la que no se encuentra uno de los faros que guiaba (y guía) a muchos socialistas, Mar Moreno, a la que, como a su antecesor, le bullen las ideas aunque el cargo de presidenta del Parlamento le mutila su libertad de expresión.
Y de la suma de los errores del Gobierno y de la situación anteriormente descrita los dirigentes socialistas consultados hacen un diagnóstico que les lleva a afirmar que el Ejecutivo "está en las nubes", "hay descoordinación y desconcentración", "no hay compenetración", "hay síntomas que pueden derivar en un patología" y, sobre todo, ven "mucha tranquilidad en las cabezas de arriba", es decir, en lo que se llama la mesa de camilla de Manuel Chaves, quien sigue estando muy pendiente de la política nacional.
Dicho esto, admiten como "lógica" esta situación en el primer año de legislatura y de que es necesario un tiempo para que los nuevos equipos cojan el ritmo y se ajusten. "Ha habido mucha tensión y un trabajo muy duro en los últimos ocho años y es normal que la gente busque un hálito de oxígeno", afirma un dirigente regional.
Un miembro del Gobierno reconoce que este panorama ha abierto una fase "de reflexión más que de preocupación", entre otras cosas porque los "primeros olores" de las encuestas apuntan a que el PSOE mantiene el nivel de apoyo obtenido el 14 de marzo.
Desde la ejecutiva regional, su secretario de Organización y Coordinación, Luis Pizarro, afirma: "Es una evidencia y una realidad como un templo que es necesario un tiempo de encaje en el Gobierno, en el partido y en el grupo parlamentario, pero no se ha paralizado el trabajo político".
Este responsable sostiene que la nueva etapa política, en Madrid y en Sevilla, les obliga a "ajustarse a la nueva realidad" y a "nuevos planteamientos", pero lo que no acepta es que haya habido relajación: "Si eso fuera así no se habría llegado a un acuerdo sobre los 2.500 millones de euros para liquidar la deuda de la financiación, a lograr una inversión estatal próxima a la población en los Presupuestos, ni el retorno de Cajasur a la tutela de la Junta de Andalucía y a resolver el problema de astilleros, un conflicto laboral al que nunca le hemos perdido la cara. Dos pequeños deslices no pueden enturbiar los avances que se han conseguido en seis meses de gobierno", concluye.
Tanto Pizarro como miembros del Ejecutivo andaluz afirman que para lograr esos objetivos ha habido multitud de encuentros, de reuniones, de citas y de tiras y aflojas en los despachos de los ministerios, pero a diferencia de antes -donde al primer encontronazo con el Gobierno del Partido Popular sonaban los tambores de guerra-, ahora las negociaciones "no se radian hasta que los objetivos se han conseguido porque ahora la relación que existe es de normalidad y diálogo".
Pizarro asegura que el PSOE no va a caer en el gregarismo y adormecimiento que ya vivió este partido a principios de los noventa, cuando con mayoría absoluta en Andalucía y Gobierno socialista en Madrid se produjo un "escenario de relax. No vamos a repetir el mismo error, sino que mantendremos el mismo pulso y autonomía que estos años".
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